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Jul 12/2021

El asedio animal, una novela que funciona como una cartografía de la violencia en Latinoamérica

Foto: Byron Jiménez /Unsplash

Ficción, no ficción, mutilaciones, desastres naturales, mitos y leyendas componen la primera novela de la escritora, periodista y abogada Vanessa Londoño

En ningún momento de su libro Vanessa Londoño se refiere específicamente a Colombia, y aún así todos los que han leído El Asedio Animal lo intuyen, como también podría adivinarse que el contexto de violencia representa al de México, Brasil o Chile

La primera novela de la abogada y periodista colombiana funciona como un mapa de la región en la que se marcan las desigualdades, violencias, mutilaciones, desastres naturales, mitos y leyendas.

“Pensé que el libro podía plantear una ecuación sobre lo que es Latinoamérica. Esta novela es una apuesta por la construcción de un territorio en la medida en que los escritores somos como cartógrafos y estamos trazando una geografía. Aquí hay una intención de crear una cartografía latinoamericana”, dice en entrevista la ganadora del Premio de Literatura Aura Estrada

El nuevo libro de la editorial Almadía se forma de cuatro historias en las que sus protagonistas han perdido alguna parte del cuerpo en situaciones de violencia del narcotráfico y paramilitar o la jurisdicción de comunidades indígenas.

En su metáfora se entre leen situaciones vigentes como las recientes manifestaciones en Colombia y el estallido social chileno de 2019.

“Vivimos en un país en donde, hoy día, por ejemplo, simplemente el protestar contra un régimen completamente antidemocrático como el de (el presidente colombiano) Iván Duque ha implicado un montón de mutilaciones oculares en este momento, tal cual como se cuenta en el libro. Ahorita hay un montón de personas que se encuentran afectadas porque salieron a protestar y la represión de la fuerza pública se dio, en muchos casos, contra los ojos de los manifestantes, que es algo que también se dio en Brasil, en 2013, y que se dio en Chile. No hay que ir tan lejos para entender que esa es una realidad nuestra y en el contexto colombiano es sumamente violento. Aquí hemos tenido casos de paramilitares que juegan futbol con las cabezas de las víctimas… eso horrendo está presente acá (en el libro)”. 

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El origen del asedio

Antes de ser una novela y titularse El Asedio Animal, Vanessa Londoño escribía relatos alrededor de las mutilaciones, y los compiló en el libro Los Impares, ganador del Premio de Literatura Aura Estrada.

El tema surgió luego de un viaje que la autora realizó el Sudeste Asiático y Medio Oriente. Ahí se dio cuenta de que muchas personas mutiladas estaban incorporadas a la vida cotidiana, tal como sucedía en su país.

“En Estados Unidos trabajé en un canal independiente de noticias que se llama Democracy Now. Empecé a hacer una curaduría de ciertas noticias en varios lugares del mundo y a entender cómo la pérdida de ciertas partes del cuerpo tenía relación con la geografía, la geopolítica. Ahí me surgió la idea, pero también entendí que tampoco tenía que ser la idea principal de la novela y por eso algunas de esas historias se dan periféricamente”, explica. 

Ubicar la violencia en un contexto

Los relatos que conforman El Asedio Animal están anclados a la investigación de la autora en comunidades indígenas de Colombia.

Ahí encontró que, en muchos casos, la impartición de justicia no obedece al Estado, si no que es autónoma (existen castigos como la mutilación) y, sobre todo, encontró la tradición oral que plasma en su libro. 

“Hay un respeto absoluto por un español que yo considero igual de importante a cualquier otra lengua. Entonces hay una intención deliberada del trabajo del lenguaje que tiene que ver con el habla popular porque era una forma de no contar la violencia no solamente por el hechizo de la violencia sino darle otro tratamiento. 

Así logró crear un panorama en el que la violencia convive con el habla poética y la naturaleza que, en muchos casos, también llega a ser impetuosa.

En la novela, la avalancha de la violencia sucede al mismo tiempo que un alud por lluvias, y, de cierta forma, son la misma.

“Hay una lluvia permanente en la novela y un deslave porque el diluvio simbólicamente tiene la intención de significar la terminación de un universo formal y también es la desmemoria. Una lluvia que lo arrasa todo, un deslave que borra la geografía”.