A la modelo Michelle Salas jamás se le consultó si daría autorización para que su vida privada apareciera retratada en Luis Miguel, la serie 2, producción de Netflix que lanzó su último capítulo el domingo pasado.
En un comunicado publicado en sus redes sociales, Michelle aclaró que ella no permitió “en ningún momento, el uso de mi imagen, mi nombre y mi vida personal”, además de que tampoco la consultaron para saber si estaba de acuerdo de que su vida se convirtiera “en una serie de televisión y en uno de los personajes principales de la interpretación ficcional de ésta”.
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En la segunda temporada de Luis Miguel, la serie uno de los temas principales sobre la vida del cantante es la relación que mantiene con su hija, Michelle Salas, interpretada por Macarena Achaga, a inicios de los 90 y, luego, en 2007, cuando volvieron a tener contacto.
“No es justo que utilicen mi vida y mi historia”
En la serie se relata, además, la relación que la modelo mantuvo con Alejandro Asensi, quien en la historia ficcionada tiene el nombre de Mauricio Ambrosi, interpretado por Fernando Guallar, cuando ella tenía 19 años de edad y el 39.
“Sí, he vivido momentos inolvidables con mi padre y me da gusto que puedan conocer una pequeña parte de la relación que hemos tenido. Pero tengo que decir que me parece verdaderamente innecesaria, irrespetuosa y desafortunada la manera en que la producción decide tratar a una mujer, su hija, para terminar este capítulo de su historia. Sexualizándola explícitamente a los 19 años de edad y violentando su intimidad”.
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En el último capítulo de la segunda temporada, hay una escena sexual entre los personajes de Michelle Salas y Alejandro Asensi.
“Ninguna pesona debe, bajo ninguna circunstancia, sentirse así y ser tratada de esta manera. Mucho menos sin su consentimiento. No es justo que utilicen mi vida y mi historia como si tuvieran los derechos de ésta y, además, la distorsionen a su conveniencia“, escribió la modelo.
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