No queremos alarmarte, pero los fuertes vientos que cruzaron por el valle de México la tarde del domingo se van a repetir durante la semana, eso sí, con un poquito menos de intensidad.
De acuerdo con la CONAGUA, estas rachas de viento tan fuertes ¡no se registraban desde hace 32 años en el aeropuerto de la Ciudad de México!
Y no sólo dejaron toda polvorienta la ropita recién lavada del domingo, también tiraron árboles, derribaron rejas y provocaron un aumento en la contaminación del aire.
Cayó un árbol de aproximadamente 10 metros de longitud y un metro de diámetro, el cual afectó 10 metros de reja metálica de UPIICSA del IPN, así como un vehículo y vialidad (donde pasa el Metrobús), personal de @Bomberos_CDMX realiza el seccionamiento. Sin reporte de lesionados. pic.twitter.com/xrm7Uep4uF
— Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y PC (@SGIRPC_CDMX) March 28, 2021
Después de este fenómeno a todos nos quedó la duda: ¿por qué pasó?, ¿por qué puede pasar de nuevo?
Ahora te contamos.
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Nosotros somos team frío, la verdad, pero seguimos con la nota.
La CONAGUA explicó que los fuertes vientos del domingo que se registraron en los estados del centro del país “fueron originados por la interacción de la masa de aire frío que impulsó al Frente Frío Número 46, las altas temperaturas registradas en días recientes y la sequedad del suelo”.
#FrenteFrío No. 46 y altas #Temperaturas, causantes de los fuertes#Vientos y #Tolvaneras del domingo en la #CDMX. Más información en https://t.co/rspf5jqOgB pic.twitter.com/OvW9AyBool
— CONAGUA Clima (@conagua_clima) March 29, 2021
En otras palabras: hacía calorcito y de pronto ¡pum!, llegó el frente frío. Esto ocasionó las ráfagas de viento en Ciudad México, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí y Tlaxcala.
Este tipo de fenómeno sucede porque el aire frío tiende a descender y el caliente a ascender porque tiene menos densidad. Este movimiento de los dos aires en la atmósfera es el que genera el viento.
Lo que no entendíamos es cómo puede haber un frente frío si ya estamos en primavera y el termómetro ya supera los 25 grados centígrados, pero el doctor Martín Jiménez, subdirector de Riesgos hidrometeorológicos del Centro Nacional de Prevención de desastres (CENAPRED), explica que los frentes fríos ocurren en México durante la época invernal y se pueden extender hasta mayo.
¡Ahhhh, con razón!
“Son unas masas de aire frío provenientes del norte, muchas veces del Polo Norte. Y van bajando hacia el Ecuador. El choque de este aire frío en una zona cálida como es la zona próxima al Ecuador es lo que se le conoce como frente frío”, dice.
De hecho, en algunos estados les llaman de cariño “Nortes” porque pues… son vientos fríos que vienen del norte.
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De acuerdo con el especialista es común que los frentes fríos provoquen vientos fuertes, tornados o altos oleajes.
Y cuando son muy fuertes, los vientos llegan hasta los estados del centro del país, donde usualmente no vemos sus efectos con tanta intensidad porque es una zona rodeada de volcanes, sierras y cordilleras que disipan estos vientos.
Como no ha llovido y el suelo está seco, los fuertes vientos levantaron polvo, tierra y mucha contaminación. A esto se le conoce como tolvanera y podríamos definirlo como esa gran nube de polvo que nos hace sentir en medio del Sahara o en una escena de Mad Max.
Martín Jiménez explica que estos fuertes vientos llegaron al centro del país en una época que se conoce como de estiaje, esto es cuando no ha llovido y el suelo está seco.
Además, en las zonas de cultivo ya se cosechó y todavía no se ha sembrado nada nuevo, por lo que tampoco hay vegetación en algunas zonas de tierra.
Y por si hiciera falta algún otro elemento, resulta que estamos en una época de sequía.
De acuerdo con el monitor de la CONAGUA, los estados que rodean al centro del país registran una sequía que va de severa a extrema.
“Se dieron estas situaciones inéditas y extremas: un frente frío intenso, una época de sequía y suelos sin vegetación. Esto provocó las tolvaneras del domingo 28 de marzo. Esto es inusual porque estás tolvaneras tenía muchos años que no se habían presentado en la zona centro del país”.
O sea que, ¿antes era algo común? Martín Jiménez explica que cuando se desecó el lago de Texcoco este tipo de tolvaneras eran habituales porque había mucha tierra en lo que antes era un cuerpo de agua.
Afortunadamente, dice Martín Jiménez, esta vez los cuerpos de emergencia de la Ciudad de México y gran parte de la población estaban preparados para estos vientos porque las autoridades dieron aviso de manera oportuna, principalmente mediante redes sociales.
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La verdad es que esto de los vientos no nos dejó nada bueno. En la ciudad de México ocasionaron un aumento de en las concentraciones de partículas consideradas altamente contaminantes.
La comisión Ambiental de la Megalópolis alertó que luego de estos vientecitos en algunas zonas se alcanzaron valores de extremadamente mala calidad del aire.
Por eso recomendaron -y recomiendan- no salir, a menos que sea estrictamente necesario; evitar hacer actividades y ejercicio al aire libre, e ir al doctor si presentas síntomas respiratorios.
Es importante estar atento a las indicaciones de la comisión ambiental porque este asunto de la calidad de aire cambia constantemente.
En este texto, José Agustín García-Reynoso, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, explica que la calidad del aire se evalúa mediante la medición de diferentes compuestos atmosféricos considerados como contaminantes -como el monóxido de carbono (CO), el dióxido de azufre (SO2 ) y los óxidos de nitrógeno (NOx)-.
De acuerdo con García Reynoso, “la meteorología y las emisiones son los principales forzantes de la calidad del aire. En el caso de la ciudad de México se tiene un consumo importante de combustibles, actividades comerciales e industriales, lo que ocasiona que se emitan cantidades importantes de sustancias a la atmósfera”.
Entonces, el viento como tal no contamina, solo dispersa los contaminantes que nosotros mismos generamos.
Los autores Laura E. Venegas y Nicolás A. Mazzeo lo explican así:
“El viento también desempeña un papel significativo en el transporte y dilución de los contaminantes. Cuando su velocidad aumenta, mayor es el volumen de aire que se desplaza por unidad de tiempo, por la zona donde está localizada una fuente de emisión de contaminantes”.
¿Y qué si hay contaminación? Bueno, el problema es que “la contaminación atmosférica urbana aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas como la neumonía, y crónicas, como el cáncer del pulmón y las enfermedades cardiovasculares”, según la Organización Mundial de la Salud.
Resulta que el Servicio Meteorológico Nacional ya alertó que entre el miércoles y jueves habrá vientos con rachas de 50 a 60 kilómetros por hora en Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Puebla, Estado de México y Ciudad de México; y con rachas de 60 a 70 km/h en el Golfo de California, Baja California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Zacatecas y San Luis Potosí.
¿Y este fenómeno tiene relación con la crisis climática? De acuerdo con Martín Jiménez, no, pero lo que sí puede pasar en el futuro es que haya tormentas invernales, frentes fríos y sequías más intensas debido al cambio climático.
Martín Jiménez dice no hay que tomar a la ligera el tema de las tolvaneras y más bien tener precauciones, especialmente las personas con enfermedades respiratorias, personas adultas mayores, mujeres embarazadas y menores de edad.
Y aunque no lo creas, el mejor aliado para estos casos es un cubrebocas.
También es importante cubrir las fuentes de agua si están en exteriores, como pozos o tanques. Esto es muy importante porque con el polvo vienen algunos elementos como dióxido de hierro, explica Martín, lo que hace que el agua se ponga roja.
Si se puede hay que usar gafas o protectores faciales, no salir de casa y reforzar objetos que el viento se pueda llevar. Eso incluye tinacos.
Si las ráfagas de viento son realmente intensas, lo mejor es desconectar aparatos electrodomésticos, bajar el switch y cerrar el gas.
Y si donde vivimos o estamos no es una construcción muy firme, por ejemplo si nuestro techo es de lámina, lo mejor es buscar refugio en un lugar con techo firme para evitar que las láminas o cualquier otro material nos impacte. Eso sí, antes de irte, amarra las láminas y otros objetos lo mejor que puedas.