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Dic 19/2019

¿Qué secretos oculta un ‘chicle’ de casi 6 mil años? La respuesta está en esta imagen

Foto: Tom Björklund

Nuestra habilidad para comprender la historia es cada vez más sorprendente. Ya no sólo es posible reconstruirla a partir de huesos, ruinas o restos arqueológicos, sino también de la más mínima muestra de ADN.

Lo único que necesitan los científicos es un material que logre conservarlo lo suficiente y ¡pum! podemos conocer cómo eran, vestían, comían y vivían los seres humanos de hace miles de años.

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Eso fue justo lo que hizo un grupo de científicos europeos cuando se toparon con algo que parecía ser una piedrita un tanto peculiar…

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Foto: Theis Jensen

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Los secretos que encierra un ‘chicle’

Resulta que este objeto oscuro, pequeño y de sólo unos centímetros es en realidad una especie de ‘chicle’ milenario con marcas de dientes y lleno de ADN. Esto fue lo que reveló la historia de Lola, una chica de la Edad de Piedra a la que le gustaba comer pato, con intolerancia a la lactosa y que tenía la llamada “enfermedad del beso”.

Hace unos 5 mil 700 años, esta chica de piel oscura, pelo negro y ojos azules vivió en un pequeño pueblo de pescadores al sur de Dinamarca, llamado Styltholm, a orillas del Mar Báltico.

Gracias a la extracción del material genético de este chicle de la prehistoria, preservado durante milenios a sólo dos metros bajo tierra, podemos saber también que esta joven tenía más en común con la población de Francia, España o Bélgica, que con la de Escandinavia.

“Syltholm es completamente único. Casi todo está sellado en lodo, lo que significa que la preservación de restos orgánicos es fenomenal”, dijo Theis Jensen, autor del estudio e investigador en el Globe Institute de la Universidad de Copenhague.

“Es el sitio más grande de la Edad de Piedra en Dinamarca, y los hallazgos arqueológicos sugieren que las personas que lo ocuparon estaban explotando en gran medida los recursos silvestres en el Neolítico, que es el período en que la agricultura y los animales domesticados se introdujeron por primera vez en el sur de Escandinavia”, explicó.

Los investigadores también descubrieron que Lola había comido un delicioso pato acompañado de avellanas y luego se puso a masticar una especie de ‘chicle’ del neolítico: un pedazo de resina de abedul.

Con toda esta información, los investigadores crearon un retrato de Lola en el que podemos conocer como se veía y cuáles eran sus costumbres, su entorno y su alimentación.

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Esta es Lola hace 5 mil 700 años en Dinamarca. Foto: Tom Björklund

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Problemas de la prehistoria que también tenemos hoy

Analizando a fondo esta resina, se dieron cuenta de que Lola también estaba infectada por uno de los virus más comunes en el ser humano actualmente: el virus Eipstein Barr, asociado a la mononucleosis, similar a la gripe o a una infección de garganta, conocida como la “enfermedad del beso”.

Además, la variedad de bacterias hallada, confirma que esta chica pudo haber padecido una ligera periodontitis, inflamación de las encías (en el Neolítico no había cepillos de dientes o dentistas), y podría haber usado la resina para aliviar el dolor, pues tiene propiedades antisépticas y antibacterianas.

El chicle que olvidó Lola hace miles de años también nos revela otros datos curiosos. Como que la intolerancia a la lactosa no es algo nuevo en los humanos, pues los investigadores no encontraron en su ADN la mutación que permite digerir la leche en la edad adulta.