Por primera vez, uno de los hongos venenosos más mortales del mundo fue encontrado creciendo en Australia, que ya parece ser el hogar natural de formas de vida extrañas que tienen mil maneras de matarte.
El hongo en cuestión se llama Coral de fuego venenoso y es taaan malo como su nombre lo indica. Se trata de un hongo armado con ocho toxinas diferentes que puede tener efectos bastante adversos en la salud humana.
De los aproximadamente cien hongos tóxicos conocidos por la ciencia, este es el único cuyas toxinas pueden ser absorbidas a través de la piel.
Foto: Ray Palmer
“Si se encuentra, el hongo no se debe tocar, y definitivamente no se debe comer”, apunta el doctor Matthew Barrett, un micólogo (especialista en hongos) de la Universidad de Cook en Queensland (Australia), quien confirmó el hallazgo.
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Con sólo tocarlo, este hongo puede causar dermatitis (enrojecimiento o hinchazón de la piel).
Lo peor no es eso, porque este mortal hongo se parece muchísimo a otro que se utiliza con fines medicinales. Si es comido, puede causar una variedad horrible de síntomas: dolor de estómago, vómitos, diarrea, fiebre y entumecimiento.
Después, se presenta piel muy seca e incluso desescamación de esta. Además puede causar que el cerebro se encoja (no, no es broma), lo que a su vez provoca alteraciones en la percepción, dificultades de movimiento e impedimentos para hablar, señala Barrett.
Si se llega a tener contacto con el hongo y no se recibe tratamiento a tiempo, la persona puede morir por insuficiencia renal, hepática, respiratoria y circulatoria, o hasta daño cerebral.
La Enciclopedia Británica cataloga esta especie como el segundo hongo más mortal del mundo. Se han documentado varias muertes en Japón y Corea, donde la gente ha preparado y bebido té con este hongo, confundiéndolo con el Ganoderma comestible (Lingzhi o Reishi) o Cordyceps (oruga vegetal), que se usa en la medicina tradicional.
Medios japoneses señalan que ha habido algunos casos en las últimas décadas en el país nipón de personas que consumieron los hongos por accidente, y rara vez termina bien.
En 1999, un grupo de cinco personas en la prefectura de Niigata mezcló los hongos en una bebida alcohólica después de confundirlos con un hongo medicinal raro que tiene un color muy similar. Al menos uno de ellos murió y los otros padecieron graves síntomas.
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Fue el fotógrafo y aficionado a la clasificación de hongos, Ray Palmer, quien descubrió este raro espécimen entre las raíces de un árbol de la ciudad de Cairns (unos 2 mil kilómetros al norte de Sidney) y le tomó una fotografía.
Y fue el doctor Barrett quien aseguró que se trataba del Coral de Fuego Venenoso. En una pequeña declaración, dijo que en un principio no creía que se tratara de este tipo de hongo porque no es endémico de Australia, sino de Japón y Corea.
Tras confirmar el hallazgo, Barrett pidió a la gente “resistir el impulso de recoger el llamativo hongo naranja-rojizo”.
No hay una idea clara de cómo el hongo llegó a Australia, aunque también se han recibido informes recientes en Papua Nueva Guinea e Indonesia. Sin embargo, este rincón de Australia Occidental a menudo alberga hongos que no son nativos del continente.
El Dr. Barrett señala que la gente local ha encontrado al menos 20 especies de hongos que anteriormente no se sabía que existían en el norte de Queensland. Los expertos australianos están reevaluando el nombre científico de este hongo a la luz de sus características genéticas y microscópicas.
“No estamos seguros de cómo llegó a Australia, pero creemos que es algo natural”, dijo el doctor. Barrett en su declaración.
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Explicó que “los hongos se dispersan por pequeñas esporas arrastradas por el viento, por lo que pueden viajar largas distancias. Probablemente se dispersó en el norte de Australia hace miles de años. No hay muchas personas que busquen hongos por aquí, por lo que pudo haber sido pasado por alto”.
“El hecho de que podamos encontrar un hongo tan distintivo y médicamente importante como este justo en nuestro patio trasero muestra que tenemos mucho que aprender sobre los hongos“, concluyó Barrett.