Además de las realizadas por la NASA, alrededor del mundo se llevan a cabo muchas más misiones con el objetivo de explorar Marte.
Si bien no tienen los controles estrictos de la agencia espacial estadounidense permiten generar conocimientos y experiencias a quienes los realizan.
En diciembre de 2018, seis mexicanos viajaron a la Estación de Investigación del Desierto Marciano (MDRS, por sus siglas en inglés), uno de los proyectos de la Mars Society, la mayor fundación sin fines de lucro dedicada al estudio del planeta rojo.
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Este proyecto usa el desierto de Utah, en Estados Unidos, para desarrollar conocimientos clave para la exploración humana en Marte y generar conciencia de la importancia de este planeta para la vida en la Tierra.
La misión fue realizada en colaboración con la Mars Society y prácticamente sin ningún apoyo económico distinto al de los propios asistentes.
Así luce el desierto de Utah, fundamental para el estudio del suelo y las condiciones de Marte. Foto: @hollymandarich, Unsplash.
“Ninguna institución pública aportaba, había que hacerlo y nosotros la financiamos. Nos acercamos al Senado y a algunos patrocinadores independientes y no logramos nada”, explica Genaro Grajeda, un ingeniero aeroespacial que fungió como oficial de seguridad y salud.
Junto a Genaro fueron Tania María Robles, estudiante de ingeniería mecánica como la comandante de la tripulación; Juan Carlos Mariscal, ingeniero en Computación, como oficial ejecutivo.
También, César Augusto Serrano, ingeniero mecatrónico e ingeniero mecánico como tripulante ingeniero; Federico Martínez, ingeniero mecatrónico como tripulante astrónomo y Walter Abdías Calles, ingeniero en comunicaciones y electrónica como oficial de hábitat verde.
Ellos no han sido los únicos connacionales que han participado en misiones análogas alrededor del mundo en los años recientes, pero sí los que conformaron la primera misión conformada completamente por mexicanos.
Antes, Carmen Félix fue la primera mujer mexicana en participar en este tipo de misiones y le han seguido varios más.
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Checa la historia de Carmen en este video:
Juan Carlos Mariscal, el oficial ejecutivo de esta primera misión con adn mexicano, es CEO de Dereum Labs, una startup mexicana que trabaja en soluciones tecnológicas para el espacio.
Mariscal asegura que una de las motivaciones principales para realizar la expedición fue demostrar a los jóvenes que hay caminos a seguir si quieren dedicarse a alguna disciplina relacionada con el espacio.
“Fuimos, tanto para probar la tecnología que estamos haciendo, como para generar conocimiento y para llegar a más jóvenes, que vean que se puede”, explica.
Juan Carlos ya había participado en tres misiones análogas en Europa, pero como parte del equipo que ofrece asistencia remota desde la Tierra a los astronautas análogos.
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Durante 15 días que pasaron en el desierto de Utah, el grupo se encargó de mantener la estación espacial, la salud física (cuidar la alimentación) y psicológica –a través de asistencia remota–, de probar el funcionamiento de rovers, y en general, de experimentos realizados por sus miembros.
Todo prácticamente sin comunicación con el resto del mundo.
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En México, el desierto de Sonora podría fungir como un sitio propicio para establecer una estación análoga con propósitos similares debido a las condiciones extremas de su clima, sin embargo, este es un capítulo que todavía no se escribe.
En 2017, la Agencia Espacial Mexicana anunció que junto con la NASA y la Universidad de Sonora visitaron la zona y que trabajarían conjuntamente para realizar pruebas en el campo volcánico de la Reserva de la Biósfera “El Pinacate”.
¿Quién pensaría que en nuestros desiertos mexicanos podría estudiarse algo relacionado con Marte? Foto: Wikimedia Commons.
¿El objetivo? Repetir este sitio como un lugar de entrenamiento para los astronautas que viajarán al espacio, específicamente a Marte en 2030.
De 1965 a 1970, este sitio fue seleccionado como campo de entrenamiento para los astronautas del Programa Apolo, el cual llevó al ser humano a pisar la Luna por primera vez en julio de 1969.
Sin embargo, estas pruebas todavía no se realizan ni tampoco se tiene fecha para que esto suceda, ya que para poder concretar algún acuerdo se está a la espera de que la NASA defina sus necesidades.
Además de que será necesario que el gobierno mexicano pueda garantizar las condiciones de seguridad necesarias para realizar las pruebas.
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