Allá por el lejano 1997, la idea de la inteligencia artificial estaba más presente en las películas que en nuestro día a día.
Fue en ese año que la super computadora Deep Blue derrotó por primera vez al campeón mundial de ajedrez, Gary Kaspárov, y desde entonces la mejor ajedrecista del mundo es una máquina.
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En enero de este año, el algoritmo AlphaStar, desarrollado por DeepMind (una empresa de Google) derrotó a varios jugadores profesionales en StarCraft -todo un hito en los videojuegos de estrategia en tiempo real y pionero de los eSports. Hasta entonces, las computadoras habían logrado ganar en este juego haciendo ‘trampa’ con reglas simplificadas.
Un artículo publicado la semana pasada en la revista Nature revela que esta inteligencia artificial (IA) ha logrado ganarle a 99.8% de los jugadores de StarCraft II, siguiendo exactamente las mismas reglas que los jugadores humanos.
StarCraft es uno de los videojuegos más relevantes en la historia gamer, no sólo porque es uno de los más complejos en estrategia en tiempo real, sino también por que es sumamente importante en el mundo de los eSports.
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Pero fuera del mundo gamer, ha cautivado durante años a los investigadores por resistirse a sus esfuerzos por programar una inteligencia artificial capaz de derrotar a jugadores humanos.
¿Y por qué era tan difícil? Oriol Vinyals, líder del proyecto y coautor del estudio, dijo a la agencia Sinc que, a diferencia del ajedrez en el que la IA puede ver todo el tablero y así analizar los mejores movimientos para alcanzar la victoria, en StarCraft “no ves el otro lado del tablero, debes mandar piezas a explorar lo que hace el oponente”.
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“En ajedrez, un caballo puede capturar otras piezas y tiene un patrón de movimiento concreto. En StarCraft, la unidad más básica puede hacer varias cosas, desde construir edificios a explorar, y debes hacerlas todas bien si quieres ser bueno”. Y además, tooodo esto, sucede en tiempo real.
“Los algoritmos clásicos de búsqueda (capaces de elegir el mejor movimiento en una base de datos) se han usado para juegos como ajedrez”, señala Vinyals. Pero usando sólo algoritmos de búsqueda sería imposible que una IA venciera a los mejores en StarCraft.
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“En ajedrez hay unas 30 opciones por cada movimiento y unos 50 movimientos en total. En el juego japonés Go, 250 opciones por movimiento y hasta 200 movimientos en total. En StarCraft, existen millones de opciones por cada movimiento y miles de movimientos por juego”, apunta Vinyals.
La victoria de AlphaStar sobre gamers profesionales es posible gracias a las llamadas redes neuronales. Estas permiten analizar una situación de juego mediante aprendizaje automático, en lugar de con reglas específicas, y ver qué acción es mejor.
“A partir de esto, empezamos a desarrollar sistemas que juegan contra sí mismos, mejorando la red neuronal para dar lugar a AlphaGo y AlphaStar”, explica el experto.
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Vinyals asegura que en DeepMind están muy interesados en aplicar las técnicas de AlphaStar en áreas como el lenguaje, el arte y otros campos con una estructura jerárquica similar a la que se necesita para jugar a StarCraft.
De hecho, ya han comenzado. En su proyecto Spiral, utilizan la misma IA para crear imágenes en Paint.
Sin ninguna supervisión o guía humana, este programa logró crear, con sólo trazos simples, abstracciones de imágenes de personas. No sólo creó su propio estilo, sino que logró una muy buena aproximación a un estilo realista.
Foto: DeepMind
No es la única incursión de la inteligencia artificial en el arte. El retrato de Edmond Belamy fue el primer cuadro creado mediante inteligencia artificial en ser subastado. En la obra se puede ver a un borroso personaje vestido de negro y una camisa blanca.
La imagen, con aires de la pintura del siglo XVIII, fue firmada por su “creador” con la fórmula de álgebra que sirvió para su creación.
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En conjunto con el desarrollador informático Ross Goodwin y la artista Es Devlin, Google creó la aplicación PoemPortraits, basado en un un algoritmo de inteligencia artificial capaz de convertir retratos en poemas, con ayuda de una palabra sugerida.
Para poder generar el poema, la aplicación pide al usuario que introduzca una palabra, que a su vez será la “inspiración” para el texto. El poema colectivo está escrito en inglés del siglo XIX, usando más 20 millones de ejemplos provenientes de dicha época. Puedes probarla aquí.
La editorial china Cheers Publishing llegó aún más lejos al poner a la venta el poemario La luz solar se perdió en la ventana de cristal, firmado por Microsoft Little Ice.
“La lluvia sopla a través del mar
Un pájaro en el cielo
Una noche de luz y calma
La luz del sol
Ahora en el cielo
Corazón frío
El salvaje viento del norte
Cuando encontré un nuevo mundo…”
En Japón, la inteligencia artificial ya hasta participa en concursos de literatura. El Nikkei Hoshi Shinichi Literary permite a autores no humanos presentar su candidatura.
De las 1450 candidaturas que se han recibido en la última edición del premio, 11 han sido escritas parcialmente por una máquina. Uno de estos relatos, El día que un ordenador escribe una novela, ha superado las primeras fases del concurso.
Los jueces afirman que, a pesar de estar increíblemente bien estructuradas, este tipo de novelas aún tienen muchas carencias al describir la psicología de los personajes.
En el 2016, durante el festival de cine de ciencia ficción en Londres, se estrenó Sunspring, un cortometraje cuyo guión fue escrito completamente por inteligencia artificial.
El software, además de desarrollar las escenas, también escribió la letra de una canción para el cortometraje. Su programación no incluía esto, nadie le ordenó que “pensara” en el soundtrack. Simplemente lo hizo.
Con todo esto algunos podrían llegar a pensar que las computadoras podrían pronto asimilarse a la inteligencia humana, pero la realidad es que aún estamos lejos de ello.
Sin importar si eres #TeamElonMusk (crees que la IA podría ser un peligro para la humanidad) o #TeamMarkZuckerbeg (piensas que la IA podría ser un impulso para el ser humano), es innegable que aún nos falta saber mucho sobre esta tecnología que avanza a pasos agigantados.