The Last of Us Part II ya es el videojuego del año, basta con asomarse a Metacritic y ver su calificación casi perfecta: 95 puntos, basada en cientos de reseñas de la crítica especializada.
Esto fue confirmado la noche del 10 de diciembre de 2020, donde The Last of Us se llevó 7 premios, entre ellos el de Juego del Año.
Comentarios como: “The Last of Us Part II es una verdadera obra maestra, en todos los niveles”, “The Last of Us Part II establece un nuevo estándar de calidad para videojuegos triple A”.
Y “es un esfuerzo monumental en la narración de historias y un modelo de historias de venganza y repercusiones impulsadas por un juego gratificante”, ponen al juego de Naughty Dog en la cima de la gloria.
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Sin embargo, también en Metacritic, 64 mil usuarios bombardearon con reseñas negativas a The Last of Us 2.
Todo apunta a una campaña de odio (review bombing) impulsada por fanáticos, algunos de los cuales, ni siquiera terminaron el juego antes de subir su reseña, pues al menos, necesitas 12 horas para jugarlo y las reseñas negativas comenzaron a acumularse a 2, 3, 4 horas de su estreno.
Lo peor de todo es que muchas de esas críticas no están relacionadas con la calidad del videojuego o sus características de jugabilidad, sino con la diversidad de sus personajes.
Es la secuela de The Last of Us, desarrollado por Naughty Dog para PlayStation que nos traslada a un mundo azotado por una infección causada por un hongo.
Este hongo convierte a las personas en una especie de zombies y solo hay una forma de terminar con la enfermedad: Joel, un hombre que perdió a su familia, debe llevar a Ellie, una adolescente, con unos científicos, pues en el cuerpo de Ellie se encuentra la clave para curar la enfermedad.
En el camino, Ellie y Joel desarrollan una relación padre-hija que conmueve hasta a las piedras.
El problema es que Ellie tiene que morir para que los científicos puedan desarrollar un tratamiento, así que Joel no lo permite, los masacra y se lleva a Ellie lejos de ahí, terminando con la posibilidad de encontrar una cura.
Ok, eso no fue muy heroico de parte de Joel, porque básicamente condenó a la humanidad a vivir con el virus, pero, aunque no es perfecto, el personaje logra empatizar con los jugadores.
Así que aquí tenemos una historia que perfectamente encaja en cualquier otra historia taquillera donde el héroe triunfa. ¿Qué podría salir mal en una secuela?
Bueno, pues todo. Todo sale mal, tanto, que es incómodo de jugar y causó una ola de ataques y críticas por parte de algunos fanáticos.
Antes del estreno de The Last of Us 2, se filtró una escena del juego en la que una mujer con músculos prominentes (Abby) mata al personaje principal (Joel), un hombre blanco heterosexual como la mayoría de los protagonistas de los videojuegos.
Desde ese momento, algunos fanáticos asumieron que el personaje que mata al protagonista era transgénero (porque #músculos) y empezaron a atacar a los desarrolladores en redes, incluso, con amenazas de muerte.
Los ataques no pararon ahí, una vez que el juego se estrenó y que se reveló la historia y el perfil de los personajes, los fanáticos simplemente no estuvieron de acuerdo con algunos detalles, la mayoría relacionados con la apariencia e identidad sexual de los personajes.
“7 años por esta mierda de gente LGBT. Los críticos pagados no cambiarán nada”
“Este juego es más una declaración política que un juego. Personajes forzados y fuera de lugar para impulsar una agenda política”…
“¿Por qué demonios obligarías a los jugadores a jugar como él / ella?”
Tanto Abby como Ellie son personajes que escapan al estereotipo de las mujeres hipersexualizadas en los videojuegos (cof cof Lara Croft). Ni una ni la otra tienen apariencia ni vestuario enfocado en resaltar características físicas asociadas a la hipersexualización.
Esto es un logro en un entorno en el que las mujeres han sido víctimas de comentarios enfocados en cosificarlas o encasillarlas en estereotipos.
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La muerte del protagonista, Joel, y la forma en la que muere es algo que pocas veces vemos en la cultura pop y en videojuegos.
Joel encajaba perfectamente en el arquetipo de antihéroe: un personaje, cuyas características no corresponden al héroe tradicional, pero que a pesar de tener defectos propios de cualquier humano, logra empatizar y ser amado por los jugadores.
Para muchos Joel no debía morir, o debía morir de forma heroíca.
Pero en The Last of Us 2 no pasa nada de esto: no hay nada épico en la muerte del hombre y, además, sucede al principio, lo que implica que, obviamente, los jugadores ya no podrán utilizar a ese personaje durante el resto del juego.
Y es ahí, donde la necesidad de identificación aparece.
Joel es, como otros, un personaje que hemos visto representado cientos de veces en películas, libros y videojuegos, con quien los hombres heterosexuales se podrían sentir identificados.
Pero para sorpresa de algunos de ellos, la comunidad gamer no solo está conformada por hombres blancos heterosexuales, sino que cada vez es más grande y más diversa.
Un estudio de Newzoo reveló que 46% de los gamers en 30 mercados diferentes, entre los que se encuentran países como Alemania, Estados Unidos, Japón y Reino Unido, son mujeres.
Y obviamente hay una necesidad cada vez más imperante de una representación más diversa en los personajes que protagonizan las historias.
The Last of Us Part II gana en esto, y abre la oportunidad a los fanáticos de saber que hay otro tipo de personajes con los que también te puedes sentir identificado, aunque no sean como tú.
Ellie, la protagonista del juego es mujer y además, es una mujer lesbiana. Pero no solo Ellie abona a la representación LGBTI en The Last of Us Part II. Hay otro personaje (no, no es Abby) que es transgénero. Lev, quien además es rechazado por su comunidad y posteriormente adoptado por Abby.
Otra de las transgresiones de este juego ocurre en la narrativa. El juego te da la oportunidad de estar en los zapatos de dos personajes que se odian a muerte, la mitad del tiempo eres uno y la otra el otro. Esta experiencia es emocionalmente agotadora y humanamente gratificante, pues amplía el significado de la venganza y de la empatía.
Lo que nos dicen las críticas a The Last of Us Part II, es que por mucho que parezca que la sociedad cada vez avanza más en temas de normalización y visibilización de la comunidad LGBTI, en realidad aún hay un largo camino que recorrer.
Los comentarios de odio hacia las personas LGBTI son violencia y esa violencia escala hasta convertirse en crímenes de odio hacia las personas LGBTI.
Recordemos que en América Latina, la esperanza de vida de las personas transgénero es de 35 años y la mayoría de elles viven en condiciones de pobreza y con pocas posibilidades de encontrar trabajo.
Así lo señala un estudio de Diego Pérez Damasco llamado Imparables. Radiografía de organizaciones, medios de comunicación y estado de los derechos de las comunidades LGBTI+ en América Latina.
Este estudio también sitúa a los asesinatos como una de las principales causas de muerte en personas transgénero.
Las personas LGBTI se enfrentan a entornos familiares y sociales violentos, pero no solo eso, también carecen de figuras en la cultura con las que puedan identificarse.
De ahí la importancia de que los protagonistas sean diversos al fin.
En una entrevista previa con AnimalMX, Tania Morales, abogada y activista por las infancias transgénero, explicó la importancia de la representación LGBTI en diversos ámbitos.
“Llegan a un entorno donde no hay referencias a lo que elles están viviendo: no hay maestros o maestras trans, no hay personal administrativo trans, nunca se menciona qué es la identidad de género, nunca se ponen ejemplos de personas trans científicas, protagonistas de películas o artistas…, entonces elles crecen en un mundo donde no hay una referencia a su existencia”.
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