Ya llevamos varias semanas con el tema dando vueltas: la violencia puede ser provocada por los videojuegos. Más o menos esa es la idea generalista que se ha planteado desde la mañanera, en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha condenado a los videojuegos e incluso ha pedido a papás y mamás que limiten los videojuegos violentos a sus hijos en casa. Sin embargo, la ciencia dice que no, no hay relación entre los juegos de video y la violencia de niños y jóvenes.
Aun así, el presidente lo ha mencionado en varias ocasiones y ahora la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, propuso ante senadores de Morena que se tipifique como delito la venta a menores de edad de videojuegos que hagan apología de la violencia, el delito y consumo de drogas.
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Ah, caray, esa sí no la vimos venir tan así.
Resulta que, como explica nuestro hermano Animal Político, en la reunión plenaria del grupo parlamentario de Morena en el Senado, la secretaria dijo que, para tipificar la venta de este tipo de videojuegos, sería necesario realizar reformas en materia penal.
La ciencia nos dice que no. Como ya te hemos contado antes, no hay una relación causal entre videojuegos y acciones de violencia.
En los últimos años se han desarrollado muchísimas investigaciones sobre este tema y no, hasta ahora no existen hallazgos concluyentes que demuestren que los videojuegos violentos causen que las personas cometan actos similares en la vida real.
Antes de pasar a información más actulizada, checa algunos datos que te hemos compartido anteriormente:
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Sí, y a esa vamos:
En 2020, hace apenas dos años, otro análisis de datos de más de 21 mil jóvenes de todo el mundo encontraron que no hay una relación directa entre los juegos de video y la violencia o agresiones.
La investigación la lideró el científico Aaron Drummond, de la Universidad de Massey, en Nueva Zelanda.
Lo que hicieron Drummond y su equipo fue reexaminar 28 estudios de años anteriores que buscan algún indicio entre un comportamiento agresivo y el uso común de videojuegos.
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El reporte lo publicaron el diario de la Royal Society Open Science, en julio de 2020.
A ver, hay que señalar algo importante: el análisis explica que al agrupar los 28 estudios hubo una correlación positiva estadísticamente significativa, peeeeeeeero minúscula en la correlación entre el uso de videojuegos y la agresión. Incluso, está por debajo del umbral requerido para que cuenten como un “pequeño efecto”.
“Por lo tanto, la investigación actual no puede respaldar la hipótesis de que los videojuegos violentos tengan un impacto predictivo a largo plazo sobre la agresión juvenil“, dice el análisis en la sección de Discusión.
emmm… de hecho, esta investigación explica que no, no hay evidencia que indique “impactos a largo plazo de los juegos violentos y la agresión juvenil” e incluso señala que estos son “casi nulos”.
En noviembre de 2021, apenas hace tres meses, el Journal of Economic Behavior & Organization publicó un nuevo análisis al respecto y creemos que éste le puede interesar al gobierno federal mexicano.
El estudio incluye a niños y jóvenes varones de entre 8 y 18 años, el grupo de edad que más comúnmente juega videojuegos violentos, y examina dos tipos de violencia:
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El análisis no encontró evidencia de que la violencia de los niños contra de las personas aumentara después de usar estos juegos. Eso sí, algunos papás reportaron que los niños sí eran propensos a romper cosas.
La investigadora Agne Suziedelyte, autora del estudio, afirmó que “los resultados sugieren que los videojuegos violentos pueden provocar cierta agitación en niños, pero ésta agitación no se traduce en violencia congtra personas -que es el tipo de violencia que más nos importa-“.
Suziedelyte, quien es investigadora del departamento de Economía de la Universidad de Londres, dijo algo súper importante: “una posible explicación de mis resultados es que los videojuegos generalmente se juegan en el hogar, donde las oportunidades de involucrarse en la violencia son menores“.
Este efecto de “incapacitación”, según dice la experta, es importante para aquellos niños que son propensos a la violencia y que pueden sentirse atraídos a este tipo de videojuegos.
“Por lo tanto, es poco probable que las políticas que imponen restricciones a la venta de videojuegos a menores reduzcan la violencia”, concluye la experta en un artículo sobre su estudio que fue publicado por la University of London.
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