Es cierto que la disminución de la actividad humana por el Covid-19 trajo inesperados beneficios para el medio ambiente. Por ejemplo, un aire más limpio y una reducción en la emisiones de gases.
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Perooo eso no significa que “en menos de un mes de parálisis económica se redujo el agujero en la capa de ozono, bajó la temperatura global y disminuyó la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera (sic)”, tal como señaló una imagen viral.
De hecho, para reparar todo el daño que los seres humanos hemos causado se necesita mucho más de un mes de “parálisis económica”.
La imagen viral circula en varios perfiles de Facebook, Twitter e Instagram al menos desde el 28 de marzo y usuarios de redes sociales han reaccionado positivamente a la supuesta “información”.
Por ejemplo, uno de ellos comentó: “El virus es el humano y la sociedad cada día está más estúpida (…)”.
Pero por desgracia, nada de lo que afirma la publicación viral es verdad.
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La primera afirmación de la imagen viral es: “el Agujero de Ozono se redujo a un tercio”. Pero de hecho, se acaba de detectar que un “Mini Agujero” se abrió recientemente.
Volvamos al salón de clases un poquito: la capa de ozono es como un escudo natural que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta (UV) que emite el Sol.
Un equipo de científicos detectó en 1985 que la capa de ozono tenía un agujero sobre la Antártida. Este hoyito se convirtió en la muestra del grave daño a la naturaleza que los seres humanos somos capaces de hacer “sin querer”.
Mario Molina, nuestro premio Nobel mexicano, descubrió junto con un equipo de químicos que los clorofluorocarbonos o CFC (como los aerosoles) eran los principales culpables. Obviamente estos productos fueron creados y usados de forma desmedida por los seres humanos.
El desgaste en la capa de ozono tuvo consecuencias y una de ellas es que aumenta el riesgo de que las personas tengan cáncer de piel, debido a la sobreexposición a los rayos UV.
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Por eso, en 1987 se firmó el Protocolo de Montreal. Los países acordaron reducir la producción y consumo de sustancias que dañan la capa de ozono.
Aunque estos esfuerzos han tenido buenos resultados, Paul Newman, científico atmosférico del Centro Espacial Goddard de la NASA, señala que “los compuestos químicos no desaparecerán completamente hasta dentro de varias décadas”, según citó el Mundo.es.
De hecho, BBC reportó el 9 de abril que “desde el último trimestre del año pasado, un inusual agujero apareció en la capa de ozono del Ártico a una altura de 18 kilómetros, según informó el Servicio de Vigilancia Atmosférica del Sistema europeo Copérnico (CAMS)”.
National Geographic explica que “si es cierto que en el pasado ya se habían llegado a detectar mini agujeros sobre el polo norte, el descenso en el ozono sobre el Ártico de este año es mucho mayor comparativamente hablando”.
El Servicio Copérnico de Monitoreo Atmosférico (CAMS) dijo el pasado 27 de abril que este nuevo hoyo ya se cerró. Explicó que “este agujero fue básicamente un síntoma del gran problema del agotamiento del ozono, y se cerró debido a los ciclos anuales locales, no a una curación a largo plazo. Pero hay esperanza: la capa de ozono se está curando, pero lentamente”
La publicación viral dice que la temperatura global bajo 1.2°, pero eso tampoco es verdad.
El análisis de temperatura de superficie GISS de la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio (NASA) muestra una estimación del cambio global de temperatura de superficie.
Sus gráficos señalan de forma muy clara que la temperatura global ha seguido subiendo en enero, febrero y marzo. Son los tres puntos negros del lado izquierdo.
Análisis de temperatura de superficie GISS al 26 de abril 2020.
Por otra parte, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) indicó el 13 de abril que el mes pasado fue el segundo marzo más caluroso del que se tiene registro.
De hecho, las temperaturas registradas en enero, febrero y marzo postulan al 2020 como el segundo año más caluroso hasta el momento: “La temperatura global de la superficie terrestre y oceánica de 2.07 grados F (1.15 grados C) por encima del promedio del siglo XX lo convirtió en el segundo período más cálido de enero a marzo en el registro de 141 años, después de 2016”.
Este informe precisa que “se registraron temperaturas récord de enero a marzo en partes de Europa, Asia, América Central y del Sur, así como en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico occidental”.
Entonces, eso de que la temperatura global bajó gracias a la pandemia tampoco es cierto.
“La contaminación de Dióxido de Carbono en la Atmósfera descendió a niveles de cuatro décadas atrás”, dice la publicación viral. Pero eso tampoco se puede sostener.
El observatorio de Mauna Loa, en Hawai, es considerado el registro más largo de mediciones directas de CO2 en la atmósfera.
Sus registros calculan la fracción molar, que es el número de moléculas de dióxido de carbono dividido por el número de todas las moléculas en el aire, incluido el CO2 , después de que se haya eliminado el vapor de agua. La fracción molar se expresa como partes por millón (ppm).
Los resultados muestran que marzo de 2020 tuvo una concentración de CO2 en la atmósfera de 414.50 ppm, mientras que en el mismo periodo pero de 2019 la concentración fue de 411,97 ppm.
Captura de pantalla del reporte del observatorio de Mauna Loa, Hawai. 26 de abril 2020
Ahora bien, si revisamos la semana del 19 al 25 de abril el observatorio registró que había 415,88 ppm. En esa misma semana de 2019 se contabilizaron 413,71 ppm. Y en el mismo periodo de hace 10 años se registró 393.25 ppm.
Esto significa que a diferencia de lo que la publicación viral asegura, el dióxido de carbono que hay en la atmósfera tampoco bajó. De hecho, es mayor al que se registró hace 10 años.
Debajo de las falsas afirmaciones se muestra una gráfica. Dice que su fuente principal es: NASA Goddard Institute for Space Studies Berkeley Earth Japanese Meteorological Agency.
Perooo… AFP descubrió que la imagen fue invertida para mostrar que los datos eran positivos y no negativos (como son realmente).
La imagen está en el blog “Real Climate Science”, con crédito a una página de la NASA.
Captura de la imagen original publicada en un blog con crédito a una página de la NASA.
“La gráfica original en realidad muestra el aumento de la temperatura global, pero fue invertida horizontalmente (…) dando la impresión de una disminución”, dice AFP. Además, corresponde al periodo de 1880 y 2010.
Incluso, AFP consultó al consultó vía correo electrónico al Servicio de Monitoreo Atmosférico Copernicus (CAMS, por sus siglas en inglés), y éste “rechazó la veracidad de las tres afirmaciones incluidas en las publicaciones virales”.
Lo que sí es cierto de la publicación viral es que los seres humanos le causamos mucho daño al planeta y el resguardo obligado de las personas por el coronavirus (COVID-19) le dio un nuevo respiro al mundo (literalmente).
Por ejemplo, la Agencia Espacial Europea señaló el 16 de abril que “los niveles bajos continuos de concentraciones de dióxido de nitrógeno en Europa, coincidiendo con las medidas de bloqueo implementadas para detener la propagación del coronavirus”.
El dióxido de nitrógeno (NO2) es un gas nocivo emitido por plantas de energía, instalaciones industriales y vehículos de motor
De acuerdo con sus mediciones, del 13 de marzo al 13 de abril Madrid, en Milán y Roma se registraron disminuciones en la concentraciones de NO2 de alrededor del 45%, mientras que París experimentó una caída dramática del 54%. Esto coincide con las estrictas medidas de cuarentena que implementó Europa por la pandemia.
El 19 de abril la NASA también confirmó que “las cuarentenas y las limitaciones en las actividades industriales y los viajes han tenido un profundo efecto en la calidad del aire del mundo”.
Quarantines and limitations on industrial activities and travel have had a profound effect on the world’s air quality. Learn how @NASAEarth satellites measure and track air pollution all around the globe: https://t.co/emXeDjDAWQ pic.twitter.com/LKgUEClfLH
— NASA (@NASA) April 19, 2020
A más de 30 años de que se firmó el Protocolo de Montreal, una investigación publicada en la revista Science demostró que la capa de ozono se está recuperando gracias a la prohibición del uso de ciertos productos (o sea que sí hay esperanza).
Incluso Mario Molina dijo a BBC que desde que descubrieron el daño causado en la atmósfera sabían que “algunos de los CFC permanecen muchas décadas o hasta siglos en la atmósfera y que apenas en las primeras décadas de este siglo se iba a poder comprobar que la capa de ozono se está recuperando gracias a las medidas tomadas”.
¡Pero para que esto se logre se necesitan años! El resguardo de la actividad humana que la pandemia del coronavirus (COVID-19) causó no es suficiente.