Dar el primer “pedalazo” no es fácil, pero te aseguro que una vez tomando impulso no querrás parar nunca.
Recuperé mi bici del abandono en casa de mis papás. Pobre, estaba algo oxidada.
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Antes de subirme a mi bici recorrí la ruta de 6.4 kilómetros diarios al trabajo en bicicleta pública. ¡Me encantó llegar tranquila, sin estrés, sin preocuparme por mi espacio vital, sin hacer corajes, sin gastar y un largo etcétera!
El siguiente paso fue animarme a realizar el traslado en mi propia bici.