“¡Muuuuuuuuuuh!”, es el agradecimiento de un peculiar público a Jacob Shaw y sus compañeras de orquestas cuando terminan sus conciertos en un establo de Lund, un pueblito cerca a la capital de Dinamarca. Sus espectadoras más fieles tienen cuatro patas, son peludas y pueden llegar a pesar unos 600 kilogramos.
Jacob fundó la Escuela Escandinava de Violonchelo y, desde hace unos meses, colabora con Mogens y Louise Haugaard, dos ganaderos de Lund. En un inicio se buscaba atraer a jóvenes interesadas en estudiar música y el proyecto se ha ido transformando en un agradable momento para humanos… ¡y vacas!
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En una entrevista con el New York Times, Jacob Shaw explicó que, al mudarse a Stevns, Dinamarca (donde se encuentra Lund), conoció a Moegens y Louise, a quienes les encanta la música clásica y, en una de sus charlas, él les relató cómo en algunos lugares de Japón ponen música a las vacas Wagyu, cuya carne es una de las más costosas en el mundo (un kilo puede costar entre 100 y 300 euros, es decir, entre 2,400 y 7,300 pesos mexicanos).
En la misma entrevista, tanto Shaw (originario de Reino Unido, pero viviendo en Dinamarca), como el matrimonio Haugaard explican que a las vacas les encanta la música. Incluso, cuando ven llegar a las músicas con sus instrumentos cada semana se acercan aprisa porque ya identifican que es “día de concierto”.
Además, todos los días se les pone algún concierto de Mozart en algún estereo.
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Las vacas en un concierto de Jacob Shaw. Foto: Facebook Scandinavian Cello School / Jacob Shaw
La escuela la fundó Jacob Shaw en 2016. Nacido en Londres, estudió música y ha viajado por todo el mundo ofreciendo conciertos y ha ganado premios internacionales como chelista.
Después de viajar muchísimo, decidió establecerse en Dinamarca y abrir una escuela de música. Sin embargo, junto con su equipo, ha intentado darle un twist a su forma de enseñanza pues, además, se intenta preparar a las alumnas también en los aspectos “técnicos” de una carrera musical: desde prepararse para competencias, hasta cómo negociar sus conciertos y hasta manejar sus redes sociales.
Desde 2016, cuando fue fundada la escuela, más de 200 chelistas han estudiado en esta escuela.
Aunque su especialidad es el chelo, en el último año han recibido alumnas de todo el mundo y de cualquier género musical.
La escuela ofrece residencias cortas, de mínimo tres días, y tiene un programa para artistas jóvenes al que sólo se puede acceder por invitación.
Foto: Facebook Scandinavian Cello School / Jacob Shaw