¡Martin Scorsese volvió! Y no contra los superhéroes, sino con su más reciente película: The Irishman (El Irlandés).
Esta película sigue la historia de Frank Sheeran (Robert De Niro), un adulto mayor de Irlanda que nos cuenta, desde un asilo, detalles de su vida como asesino a sueldo, actividad a la que se dedicó hasta que su “amigo”, el sindicalista Jimmy Hoffa (Al Pacino), desapareció sin dejar rastro.
The Irishman está basada en el libro Escuché que pintas casas: Frank ‘El Irlandés’ Sheeran y el caso cerrado de Jimmy Hoffa (Heard You Paint Houses: Frank “The Irishman” Sheeran and Closing the Case on Jimmy Hoffa), escrito por Charles Brandt, quien documentó la historia real de la desaparición de Jimmy Hoffa en 1975.
En la película, Sheeran es un veterano de guerra que casi por azar conoce a Russell Bufalino (Joe Pesci), un respetado hombre de la mafia estadounidense de origen siciliano que lideró la familia criminal de Pennsylvania, entre finales de los años 50 e inicios de los 90.
Bufalino presenta a Sheeran con Jimmy Hoffa, el poderoso líder del sindicato de camioneros de Estados Unidos.
“Escuché que pintas casas”, bromea Hoffa con Sheeran por teléfono en la película. “También hago trabajo de carpintería”, responde Sheeran.
En la jerga gangsteril, “pintar casas” se refiere a la sangre que salpican sobre las paredes los hombres que son asesinados en sus propios hogares.
A partir de esa llamada, Sheeran se dedicará a pintar las casas que Hoffa le encomiende, y ambos desarrollarán una amistad que termina el día de la desaparición del sindicalista.
Ni las tres horas y media de duración de la película, ni el complejo y costoso proceso de rejuvenecimiento digital de los protagonistas, ni la trágica historia real en la que está basada son lo más atractivo en The Irishman.
Scorsese no se concentra en hacer un recuento de lo que pasó en la vida real con la desaparición de Jimmy Hoffa.
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Su interés está en reconstruir una época y expresar la complejidad humana. Lo hace a través de una visión particular de la amistad entre hombres, de las relaciones de poder entre la mafia, los sindicatos y el gobierno, pero, principalmente, mediante una reflexión sobre la vejez y el final de la vida.
Creo que no hay nada mejor que The Irishman para ilustrar lo que Scorsese dijo en su ensayo Dije que las películas de Marvel no son cine. Déjame explicarte.
“El cine se trata de revelación: revelación estética, emocional y espiritual. Trata de personajes, de su naturaleza contradictoria y a veces paradójica, la forma en que pueden lastimarse unos a otros y amarse y, de repente, encontrarse cara a cara con ellos mismos”, escribió Scorsese en este texto.
Y justo de eso va The Irishman. Lo más revelador en esta cinta es la expresión del arrepentimiento y la tristeza.
Sheeran, viejo, solo, y con temor a la muerte, se encuentra cara a cara consigo mismo para darse cuenta de cómo pudo evadir casi cualquier cosa, menos a sí mismo.
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Destacan, también, el diseño de producción, el montaje que nos lleva sin perdernos de una época a otra en saltos temporales y la fotografía del mexicano Rodrigo Prieto que funciona para poner en contexto al espectador, pero también para incomodarlo.
Uno de los puntos de Scorsese contra las franquicias y los superhéroes es que, cuando estrenan, prácticamente acaparan todas las salas comerciales.
“En muchos lugares de este país (Estados Unidos) y del mundo, las películas de franquicia son tu opción principal si deseas ver algo en la pantalla grande. Es un momento peligroso para la exhibición de películas, y hay menos cines independientes que nunca.
“La ecuación ha cambiado y la transmisión (por plataformas de streaming) se ha convertido en el principal sistema de entrega. Aún así, no conozco a un solo cineasta que no quiera diseñar películas para la gran pantalla”, señaló Scorsese en su ensayo.
Y es verdad. Resulta obvio que Scorsese diseñó The Irishman para la gran pantalla, pero tenemos un problema.
Imagen: AFP
Recordemos el caso de Roma, la película de Alfonso Cuarón que produjo Netflix. La cinta tuvo un estreno limitado en cines selectos del país que no incluía salas comerciales.
La razón por las que las películas producidas y/o distribuidas por Netflix muchas veces no llegan a salas comerciales, obedece a diferencias entre los modelos de negocio de Netflix y las cadenas de cine.
En específico, a la ventana de exhibición, como bien lo estableció Cinépolis en un comunicado cuando respondió a la polémica sobre Roma.
“En todo el mundo, las películas que se exhiben en salas de cine requieren un periodo durante el cual no estén disponibles en otras plataformas o canales. A estos periodos se les conoce coloquialmente como ‘ventanas’”, dijo la cadena en aquel entonces.
Es decir, Netflix tendría que retrasar el estreno de El Irlandés en su plataforma, al menos 90 días, para que pudiéramos verla en cadenas comerciales de cine.
Pero esto no pasará. El estreno de The Irishman en Netflix está programado para el próximo 27 de noviembre.
Así, Netflix pretende repetir la exitosa fórmula que le dio frutos con Roma, de cara a la temporada de premios de 2020.