La sensación es abrumadora: te cuesta respirar, tu cuerpo comienza a temblar incontrolablemente, hablar se vuelve una tarea casi imposible, el corazón se acelera y, a veces, sientes que te vas a desmayar, entre otros síntomas nada sencillos de sobrellevar. Un ataque de ansiedad es un desgaste importante no sólo para el cerebro, también para nuestro cuerpo.
Hay un dicho muy viejo que dice que “después de la tormenta siempre viene la calma”, pero ¿y después de un episodio de ansiedad?
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Si has atravesado por un episodio severo de amsiedá y en los siguientes días has sentido un agotamiento extraño, imposibilidad para concentrarte, una falta de energía “chistosa” y una especie de neblina mental que te impide realizar hasta tareas sencillas, respira hondo, no estás mal ni “es flojera”. Tu cerebro y cuerpo se están recuperando.
Entre otras cosas, después de un ataque de ansiedad es común que vuelvan a aparecer los síntomas en los siguientes días.
“Hay pensamientos catastróficos: «seguramente me va a volver a pasar» y nuevamente aparecen los síntomas del ataque de ansiedad“, explica la psicóloga especialista en terapia racional emotiva, Blanca Sánchez del Valle. “Es un círculo vicioso que va generando otra vez los síntomas aunque tal vez ya no con la misma intensidad”.
Lo primero es saber que no estás sola, ni estás mal. Es real que después de un episodio te sientas incapacitada para cumplir con ciertas tareas y que incluso pasen días o semanas en los que los síntomas regresen.
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Sí, es cierto, el trabajo, la escuela, ¡la vida!, nos exigen que regresemos a ser humanas funcionales casi de inmediato, pero hay que detenerse un momento y tener paciencia.
“El desgaste energético del cuerpo es tremendo. Imagínate que al mismo tiempo te esté dando una taquicardia, estás a punto de desmayarte, hiperventilas”, dice la especialista Blanca. “Todo tu cuerpo estuvo ocupado en salvarte la vida”.
Imagínate, durante un episodio pueden pasar algunas (¡o todas!) estas cosas con tu cuerpo:
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Viendo todo esto, ¡por supuesto que es normal que los siguientes días o semanas sientas miedo, tristeza y un agotamiento muy peculiar.
Por supuesto, lo primero es acudir con tu terapeuta y hablar sobre lo que sentiste, qué sucedió y comenzar a trabajar los pensamientos, momentos, imágenes, sonidos que dispararon el episodio.
Dicho lo anterior, la doctora Blanca, quien desde hace más de 20 años trabaja con temas de ansiedad, tiene varias recomendaciones que pueden ayudarte.
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“Si no duermes bien, es más propenso el cuerpo a generar síntomas del ataque de ansiedad”, dice la psicóloga Blanca.
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