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Sep 02/2019

Las "blue balls" son reales y las mujeres también las sienten: ¿¡cómo!?

Una amiga me contó una historia: hace tiempo salía con un hombre; un día deciden dormir juntos, fajan y él le hace sexo oral. Todo bien hasta ahí. Ella lo disfruta mucho y quiere continuar cogiendo, pero en ese momento detienen el faje y él se duerme. 

Ella se queda caliente, muy. Y al mismo tiempo que excitación, siente enojo. No entiende por qué pero está fúrica, caliente y confundida. Y nada importa: ella quiere seguir cogiendo, le negaron el deseo y no sabe qué hacer. 

Al mismo tiempo, siente algo raro en su vulva: está muy mojada pero también incómoda. Y sensible, como si estuviera congestionada. Pasan los minutos y el enojo y el escozor van desapareciendo. Le da sueño, consigue dormir. 

Lo que sucedió después te sorprenderá. O quizás no.

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La historia tiene un final agridulce, como puedes ver…

Ese dolorcillo llamado blue balls o pelotas azules

Me preguntan mucho sobre las blue balls: la sensación de dolor e incomodidad que muchos hombres describen después de tener actividad sexual y no eyacular. Que si son reales, que si son graves, que si se pueden evitar o aliviar de alguna manera. 

Mucho se ha dicho sobre el fenómeno en hombres o personas con pene, pero poco se ha dicho respecto a que es algo que también les ocurre a las mujeres o personas con vulva. Así que quiero tomarme un momento para explicar el fenómeno en general.

De entrada, como ilustra la historia de mi amiga, las blue balls no son un fenómeno exclusivo de hombres o personas con pene, sino que se pueden presentar en cualquier persona —lo que significa que ¡el dolor en los genitales por falta de satisfacción no tiene género! ¿Acaso no es ese un maravilloso pensamiento?—. 

Blue tubes en lugar de blue balls. OMG.

Esto es porque se trata de una cuestión orgánica: cuando te excitas, tus genitales se llenan de sangre que fluye a través de tus arterias. Si tienes pene, la sangre se dirige principalmente al ídem para provocar la erección, pero una parte también se irá hacia los testículos, dilatándolos. 

Si tienes vulva, tu clítoris, labios, ovarios y útero también se llenan de sangre, provocando lo mismo.

Cabe destacar que aunque existe cierta investigación dedicada al fenómeno de las blue balls y hasta tenemos un nombre científico para ellas —hipertensión del epidídimo—, no sucede lo mismo con su equivalente en vulvas. Qué sorpresa.   

¿Qué pasa en el cuerpo con las blue balls?

Durante la excitación, las venas en tus genitales se constriñen, evitando tanto que la sangre escape como que entre suficiente oxígeno —de ahí el efecto blue—. Esto se conoce como vasoconstricción. 

El fenómeno se puede sentir bien durante un rato pero, después de cierto tiempo, la sangre en los genitales, como la añoranza de un recuerdo perdido, buscará alivio. Y el alivio que el cuerpo busca es el orgasmo

Cuando tienes un orgasmo la vasoconstricción deja de ser necesaria, la sangre vuelve a fluir como debe, todo vuelve a la normalidad, la vida es bella y todo está bien.

Pero cuando no lo tienes es básicamente como si estuvieras ahorcando un poco a tu vulva o a tu pene —y no de la manera divertida—. 

La vasoconstricción, después de un período prolongado y sin alivio, producirá dolor, como si te estuvieran torciendo los testículos o los ovarios. Además, el clítoris y el pene se pondrán hipersensibles y es posible que experimentes mal humor. 

La buena noticia es que, regularmente, estos síntomas desaparecerán solos después de unos quince o veinte minutos. 

¿Qué hacer para sentir alivio?

Para acelerar el proceso puedes hacer varias cosas: b —si, por ejemplo, estuvieron teniendo relaciones sexuales pero se cansaron antes del orgasmo—, masturbarte, relajarte, o aplicar la “Maniobra de Valsalva, que consiste en intentar exhalar aire con fuerza mientras cierras tu boca y aprietas tu nariz.  

Mira, así:

La mala noticia es que muchas personas, sobre todo hombres, suelen violentar a sus parejas como consecuencia de la frustración que provoca no venirse. 

Estas agresiones pueden ser en forma de reclamos (“¡no me puedes dejar así!”), chantajes (“¿por qué no quieres terminar?, ¿acaso no me quieres?”) o, de plano, tocamientos involuntarios y/o violaciones.

Es normal sentir enojo cuando estás caliente y no tuviste un orgasmo. Pero en esas circunstancias, esta emoción no es más que una reacción química sin mayor significado y nunca se debería usar como excusa para presionar a tu pareja a tener sexo cuando ella no quiera. 

Se vale pedirle a la pareja lo que sea, siempre y cuando se haga respetando su consentimiento. Si no lo respetas es abuso. No hay excusas.

Así que si tu pareja no está dispuesta, regresa a tu casa o entra a un baño y mastúrbate. O respira, que va a pasar. 

Todo estará bien.

Si la circunstancia es extrema, también puedes intentar levantar un auto y así inducirte la Maniobra de Valsava. Quizás te lastimes la espalda, pero al menos ya no te dolerán tus genitales. Unas por otras.