La universidad es un segundo hogar, una segunda casa donde muchas mujeres son violentadas de formas tan normalizadas que pasa desapercibido ante nuestros ojos.
Y el acoso puede suceder a diario, pero hay quienes no lo ven, hasta que alguien se percata, y otra persona más, y otres por allá, pero que no lo comparten y se queda ahí, en silencio, perpetuándose.
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Algunas organizaciones surgieron por grupos de lectura, otras durante protestas, otras más en grupos de Whatsapp que luego se materializan, pero todas tienen un punto en común: son alumnas las que han decidido poner manos a la obra para frenar la violencia contra las mujeres y para que la educación tenga una perspectiva de género.
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Esta colectiva se formó hace poco más de un año y las chicas, que estudian en Nezahualcóyotl, un municipio con altos índices de violencia, decidieron que era hora de tejer una red de protección entre ellas.
“Notábamos que a muchas de nosotras nos habían acosado y que era un problema entre pasillos que no se había visibilizado en FES Aragón”, nos dice una de las integrantes.
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Su primer acto público fue instalar un tendedero político, en el que las jóvenes -tanto integrantes del grupo como externas- expusieron sus experiencias de acoso o violencia de género dentro de la escuela y a sus violentadores.
¡Que nuestro hartazgo los acorrale y nuestra ira los condene! pic.twitter.com/WrXRnuWQg6
— Violetas FES Aragón (@VioletasAragon2) November 22, 2019
Pero no se dejaron amedrentar, “esto es por una necesidad de organizarnos como mujeres, no sólo como universitarias, sino como mujeres del Estado de México, donde no hay tanta vinculación”.
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En un inicio, las autoridades universitarias las recibieron con los brazos abiertos, pero poco a poco la relación se ha enfriado y el protocolo de Atención en Casos de Violencia de Género se publicó sin que ellas, como colectiva y como alumnas, fueran incluidas en el proceso.
“Lo intentamos, íbamos a las mesas de diálogo, pero nunca vimos cambios substanciales”, nos dicen.
¿Por qué es importante Violetas FES Aragón? Porque, nos responden las chicas, “se han normalizado cierto tipo de violencias dentro de las instituciones y las mismas instituciones las habían estado negando, porque sabían que había acoso, pero lo negaban; la lucha feminista dentro de la academia es necesaria porque permite visibilizar”.
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La colectiva comenzó hace un semestre y nació por la preocupación de varias alumnas sobre la violencia de género y las ganas de hacerle frente, “queremos quitar el estigma que se tiene hacia el feminismo y enseñar que a través de este movimientos podemos ser mujeres activistas que buscan equidad y luchan por un trato digno”, nos dice Susana Arce, una de las integrantes.
“Como estudiantes quisimos crear un espacio seguro en donde pudiéramos motivar a otras compañeras, trabajadoras y maestras de la Ibero a que conozcan más sobre el movimiento. No se habla mucho sobre esto en las aulas”, explica Susana.
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En un inicio, la respuesta de las autoridades universitarias fue alentadora, hubo cercanía, pero poco a poco dieron largas y, cuando se organizó una protesta dentro de la escuela, el proceso se agilizó un poco y esta semana, por fin, se les reconoció como colectiva feminista universitaria.
“También hay acoso dentro de la universidad y necesitamos urgentemente espacios donde nos podamos apoyar y donde podamos hablar sobre ello”.
Las chicas de Cuarta Ola iniciaron como un grupo de lectura de teoría feminista que poco a poco se fue transformando al ámbito del activismo y ha tomado fuerza en los últimos dos años.
“Ha sido un diálogo con las autoridades para poder transformar interna y externamente la manera en la que se cuestiona el género en el ITAM”, nos dice Isabel Mateos, una de las integrantes.
Durante nuestra campaña recibimos más de 130 testimonios.
Estamos aquí para alzar la voz.
Estamos aquí por las que nunca han podido contar estas historias en voz alta.
¡Transformemos nuestra universidad en un espacio seguro! pic.twitter.com/bcTXuj4fNL— Cuarta Ola ? (@CuartaOla) November 26, 2018
El principal reto, nos dice Pamela García, otra de las integrantes del grupo, es hacer entender a las autoridades educativas que “hay que salirnos de lo cómodo, de lo ya establecido, para perseguir lo justo y, en este caso, es que las mujeres de la comunidad nos sintamos cómodas y seguras”.
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Aunque existe un protocolo de prevención de violencia de género dentro del ITAM, nos cuentan que este se enfoca en las alumnas y ahora buscan que se incluya también a profesoras, empleadas de administración, de intendencia y de estacionamientos.
“También es vital que tengamos estos espacios, porque en México las personas que tenemos la oportunidad de ir a la universidad somos privilegiadas, nos toca a nosotres usar ese privilegio para hacer una plataforma política y hablar de estos temas que nos afligen”, completa Sarah.
La colectiva feminista del CIDE inició hace dos años tras el feminicidio de Mara Castilla, en Puebla.
El hartazgo y la preocupación vertidas en un grupo de Whatsapp, se transformaron en un grupo organizado de morras cansadas de acoso y abusos.
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“En un principio fuimos un grupo incómodo y después del Aquí también pasa, del Colmex, nos unimos y replicamos esta actividad”, nos explica Gabriela Millán, una de las integrantes.
Los logros no han sido pocos: además de los protocolos de prevención de violencia de género dentro del espacio educativo también, hace dos años la Comisión de Género realizó un estudio sobre visibilización de violencia y discriminación dentro del CIDE y se está pensando en replicarla.
“Compromete la cabeza con el destino, el dolor y la deuda de América Latina”, dijo Pepe Mujica el día en que las morras de las universidades del país nos juntamos en protesta por justicia. ?? @CIDE_fem @CIDE_MX #UnVioladorEnTuCamino #LasTesis pic.twitter.com/rSCS08yuFM
— Zoe González Martínez (@Zoe_GonMar) December 3, 2019
Además, estas morras participan en la mejora de protocolos de atención de mujeres acosadas o violentadas y este año se dieron charlas de género obligatorias a alumnes de nuevo ingreso, “pero creo que deben ser para toda la comunidad, también para los profesores, los administrativos y servidores”, dice Gabriela.