Comparte
Dic 12/2019

Colectivas feministas universitarias: lo que todes necesitamos en nuestra escuela

Foto: @CuartaOla

La universidad es un segundo hogar, una segunda casa donde muchas mujeres son violentadas de formas tan normalizadas que pasa desapercibido ante nuestros ojos.

Y el acoso puede suceder a diario, pero hay quienes no lo ven, hasta que alguien se percata, y otra persona más, y otres por allá, pero que no lo comparten y se queda ahí, en silencio, perpetuándose.

Lee: Mucho más que quemar libros: 11 chicas hablan sobre la protesta feminista en la FIL Guadalajara

Luego toda esa gente coincide, intercambia ideas y se dan cuenta que no, que esas violencias diarias no por normalizadas son correctas. De ese intercambio surgen las colectivas feministas que le ponen nombre a esas situaciones, que buscan enfrentarlas y trabajar por detenerlas.

Algunas organizaciones surgieron por grupos de lectura, otras durante protestas, otras más en grupos de Whatsapp que luego se materializan, pero todas tienen un punto en común: son alumnas las que han decidido poner manos a la obra para frenar la violencia contra las mujeres y para que la educación tenga una perspectiva de género.

Checa: ¿Sólo una broma de morros de 17? No, video del América causa un gran daño, afirman feministas

Hablamos con integrantes de cuatro colectivas, todas son estudiantes y todas nos cuentan sus experiencias.

Violetas FES Aragón:

Esta colectiva se formó hace poco más de un año y las chicas, que estudian en Nezahualcóyotl, un municipio con altos índices de violencia, decidieron que era hora de tejer una red de protección entre ellas.

“Notábamos que a muchas de nosotras nos habían acosado y que era un problema entre pasillos que no se había visibilizado en FES Aragón”, nos dice una de las integrantes.

Échale un ojo: ¡Aprueban ley Olimpia en CDMX! Pasar el ‘pack’ o acosar en internet ya será penado con cárcel

Su primer acto público fue instalar un tendedero político, en el que las jóvenes -tanto integrantes del grupo como externas- expusieron sus experiencias de acoso o violencia de género dentro de la escuela y a sus violentadores.

El acto incomodó a más de uno, tanto así que, nos cuentan, mientras alumnos se burlaban, hubo profesores que se atrevieron a amenazarlas.

Pero no se dejaron amedrentar, “esto es por una necesidad de organizarnos como mujeres, no sólo como universitarias, sino como mujeres del Estado de México, donde no hay tanta vinculación”.

Te puede interesar: Este mes inician talleres de perspectiva de género para la Sub-17 y Sub-20 del América

En un inicio, las autoridades universitarias las recibieron con los brazos abiertos, pero poco a poco la relación se ha enfriado y el protocolo de Atención en Casos de Violencia de Género se publicó sin que ellas, como colectiva y como alumnas, fueran incluidas en el proceso.

“Lo intentamos, íbamos a las mesas de diálogo, pero nunca vimos cambios substanciales”, nos dicen.

¿Por qué es importante Violetas FES Aragón? Porque, nos responden las chicas, “se han normalizado cierto tipo de violencias dentro de las instituciones y las mismas instituciones las habían estado negando, porque sabían que había acoso, pero lo negaban; la lucha feminista dentro de la academia es necesaria porque permite visibilizar”.

Checa también: 13 apps para que las mujeres se cuiden (en lo que el gobierno hace su chamba)

UMA, de la Ibero CDMX

La colectiva comenzó hace un semestre y nació por la preocupación de varias alumnas sobre la violencia de género y las ganas de hacerle frente, “queremos quitar el estigma que se tiene hacia el feminismo y enseñar que a través de este movimientos podemos ser mujeres activistas que buscan equidad y luchan por un trato digno”, nos dice Susana Arce, una de las integrantes.

Las morras de UMA se dieron cuenta que pocas personas de la Ibero se involucran en protestas sociales y buscan una mayor vinculación de su comunidad educativa con el movimiento feminista mexicano.

“Como estudiantes quisimos crear un espacio seguro en donde pudiéramos motivar a otras compañeras, trabajadoras y maestras de la Ibero a que conozcan más sobre el movimiento. No se habla mucho sobre esto en las aulas”, explica Susana.

Checa: No, la culpa nunca fue mía: mexicanas comparten sus experiencias de abuso sexual y acoso

En un inicio, la respuesta de las autoridades universitarias fue alentadora, hubo cercanía, pero poco a poco dieron largas y, cuando se organizó una protesta dentro de la escuela, el proceso se agilizó un poco y esta semana, por fin, se les reconoció como colectiva feminista universitaria.

“También hay acoso dentro de la universidad y necesitamos urgentemente espacios donde nos podamos apoyar y donde podamos hablar sobre ello”.

Cuarta Ola, del ITAM

Las chicas de Cuarta Ola iniciaron como un grupo de lectura de teoría feminista que poco a poco se fue transformando al ámbito del activismo y ha tomado fuerza en los últimos dos años.

Mira: “Y la culpa no era mía”: Alumnas cantan en Ibero, UNAM, ITAM, CIDE y Claustro contra violencia de género

“Ha sido un diálogo con las autoridades para poder transformar interna y externamente la manera en la que se cuestiona el género en el ITAM”, nos dice Isabel Mateos, una de las integrantes.

No les resultó fácil transformarse en una colectiva feminista: decirle a una institución que dentro existe acoso resultó incómodo, así que hubo que enfrentarse a un “diálogo de convencimiento, de que en el ITAM también pasa”, completa Sarah Martínez.

El principal reto, nos dice Pamela García, otra de las integrantes del grupo, es hacer entender a las autoridades educativas que “hay que salirnos de lo cómodo, de lo ya establecido, para perseguir lo justo y, en este caso, es que las mujeres de la comunidad nos sintamos cómodas y seguras”.

Échale ojito a: Le prohíben entrar a la FIL Guadalajara con pañuelo verde y la feria aplica un “disculpe usted”

Aunque existe un protocolo de prevención de violencia de género dentro del ITAM, nos cuentan que este se enfoca en las alumnas y ahora buscan que se incluya también a profesoras, empleadas de administración, de intendencia y de estacionamientos.

“También es vital que tengamos estos espacios, porque en México las personas que tenemos la oportunidad de ir a la universidad somos privilegiadas, nos toca a nosotres usar ese privilegio para hacer una plataforma política y hablar de estos temas que nos afligen”, completa Sarah.

CIDEfem

La colectiva feminista del CIDE inició hace dos años tras el feminicidio de Mara Castilla, en Puebla.

El hartazgo y la preocupación vertidas en un grupo de Whatsapp, se transformaron en un grupo organizado de morras cansadas de acoso y abusos.

Te puede gustar: Crea tu propia versión de la intervención en la marcha feminista de Chile

“En un principio fuimos un grupo incómodo y después del Aquí también pasa, del Colmex, nos unimos y replicamos esta actividad”, nos explica Gabriela Millán, una de las integrantes.

Los logros no han sido pocos: además de los protocolos de prevención de violencia de género dentro del espacio educativo también, hace dos años la Comisión de Género realizó un estudio sobre visibilización de violencia y discriminación dentro del CIDE y se está pensando en replicarla.

Además, estas morras participan en la mejora de protocolos de atención de mujeres acosadas o violentadas y este año se dieron charlas de género obligatorias a alumnes de nuevo ingreso, “pero creo que deben ser para toda la comunidad, también para los profesores, los administrativos y servidores”, dice Gabriela.

“Los colectivos, en su generalidad, no sólo sirven para presionar a las autoridades para que tomen acciones o medidas -no sólo reactivas, sino proactivas-, sino que también es un espacio de sororidad, muchas de nosotras llegamos a la universidad y no entendemos que hay violencias internalizadas y normalizadas, sirve para apoyarnos entre nosotras, para darnos cuenta”.