Una de las cosas que más me gusta de escribir es que nunca sé cómo terminará el texto. En ocasiones inicio con una idea y conforme avanzo van saliendo nuevos caminos, rutas a explorar, temas que no imaginaba que aparecerían y de repente ya estaban enfrente, dejándome sin la opción de ignorarlos. Escribir supone aprender a sostener la incertidumbre y estar abierto a las sorpresas.
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Aclaro esto porque es parte importante de esta columna. Cuando la inicié, quería hablar sobre las personas que habían acompañado a sus parejas en fantasías o prácticas “cuckold/cuckquean” (cornudos) que, para quien no sepa, se trata de excitarte por ver a tu pareja tener sexo con otras personas.
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¿Alguna vez han tenido alguna pareja que se excite con la idea de que tengan sexo/liguen/sexteen/se graben cogiendo con otra persona?
Ando buscando testimonios de esto para un texto, desde cosas de una vez hasta ya estilo de vida cuckold/hotwife.
Cuéntenme aquí o en DMs?
— César Galicia (@cesargalicia_) October 16, 2019
Nada más en las primeras cinco horas, recibí 105 testimonios. Y en los testimonios había de todo: historias de gozo, de intimidad, de placeres fuera de este mundo.
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También había historias de dolor, de traiciones, de presiones y mentiras. La práctica de compartir a tu pareja con otra gente supone un nivel de riesgo que algunas personas descubren como un afrodisiaco muy potente mientras que para otra significa un shock brutal.
Como toda práctica sexual, en sus matices se revelan sus riesgos y posibilidades.
Para esta columna quiero hacer algo diferente, así que, por esta ocasión, no escribiré un pequeño ensayo, sino que compartiré varias de las experiencias que varias personas me hicieron el favor de narrarme.
Sepan que recibí testimonios de mujeres y de hombres por igual, abarcando todas las orientaciones sexuales.
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Todas las capturas son compartidas con permiso de quien me escribió.
Puede ser, por ejemplo, por un asunto de ego: disfrutar de la idea de que tu pareja está contigo mientras que es inaccesible para otras personas.
También puede ser confiar tanto en el desempeño sexual de tu pareja que nacen deseos de compartirla:
Algunas personas sienten que es su porno personal:
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O incluso puede ayudar a sanar. Las fantasías también tienen un poder curativo y, en ocasiones, erotizar las cosas que nos duelen son una forma que el cerebro tiene de manejarlas:
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… y también con otros hombres
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Hay personas que disfrutan grabarse para que su pareja las mire:
O compartirse los mensajes que se envían cuando sextean:
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Para muchas personas, la fantasía se trata de compartir y si no tomas en cuenta las emociones de tu pareja, es fácil que se sienta desplazada:
También puede suceder que sea una experiencia shockeante, pues experimentar una experiencia tan intensa puede contradecir las narrativas que tenemos de nuestras personas.
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Esto también es importante porque hay personas que sienten excitación por esto pero no se atreven a reconocerlo plenamente y eso puede generar sentimientos confusos en sus parejas:
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Al final de todo, vale la pena recordar que, si a ti te excita algo, existe al menos una persona más a la que también. Nunca estamos solxs en nuestras fantasías y nos faltan muchísimas cosas por explorar y descubrir.
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Y como con cualquier práctica sexual, es posible encontrar muchísimo placer si se hace con buena comunicación, consentimiento, cuidados y mutuo deseo, del mismo modo en que por su naturaleza transgresora, también es posible que la práctica les termine haciendo descubrir una nueva forma de vivir su intimidad y vida sexual:
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