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Nov 10/2021

Ella es Cristina Peri Rossi, la escritora uruguaya que ganó el Premio Cervantes 2021

A sus 79 años de edad, la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi ganó el Premio Cervantes 2021, considerado como el Nobel de las Letras en lengua castellana. 

Este premio se entrega desde 1976 y en más de 45 años solo 6 mujeres lo han ganado: la mexicana Elena Poniatowska, la española Ana María Matute, la cubana Dulce María Loynaz, la española María Zambrano y la también uruguaya Ida Vitale, además de Cristina Peri Rossi.

Así la festejan en redes sociales:

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El trabajo de Cristina Peri Rossi

Cristina Peri Rossi nació en Montevideo en 1941 y publicó su primer libro en 1963. 

Su vida está marcada por la huida. En 1972 tuvo que abandonar Uruguay por motivos políticos, por lo que se trasladó a Barcelona, España, ciudad que también dejó, perseguida por la dictadura de Francisco Franco. 

La obra de Cristina Peri Rossi tiene casi una veintena de libros de poesía, una quincena de relatos y varias novelas. Las más recientes son Todo lo que no te pude decir (2017) y La insumisa, autobiográfica. Además, tiene un libro de poemas titulado Playstation. 

La poeta y novelista uruguaya ganó el Premio Cervantes 2021 porque “su obra, puente entre Iberoamérica y España, ha de quedar como recordatorio perpetuo del exilio y las tragedias políticas del siglo XX”, destacó el jurado en su decisión.

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Este premio, considerado el más prestigioso de las letras en español, otorga unos 144 mil dólares a la ganadora. 

Además de las escritoras ya mencionadas, otros escritores reconocidos con el Premio Cervantes son Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela, Álvaro Mutis y Eduardo Mendoza. 

“He luchado para vivir fuera del armario”

En una entrevista con el medio argentino Página 12, Cristina Peri Rossi habló con honestidad sobre su identidad sexual -se identifica como bisexual- y la discriminación.

Durante mi juventud y buena parte de la edad adulta, no estar en el armario me ocasionó muchos perjuicios, pero he luchado contra la discriminación. Hay homofobia incluso entre los homosexuales que no se aceptan a sí mismos o que lo hacen de mala gana. Creo que hay que sentir orgullo por ser quien se es, y si no se lo siente, a cambiar. Recuerdo que en mi casa de Montevideo, cuando tenía 25 años, colgué un gran cartel escrito por mí. Decía: “Yo no tengo prejuicio contra los heterosexuales, ni los discrimino”. Algún amigo o amiga que llegaba a casa haciendo como que no conocía mi opción sexual, como tú la llamas (en mi caso es una identidad, no una opción) miraba el cartel y sentía, de golpe, una cierta confusión iluminadora: de pronto, comprendía su estrechez mental. No ha sido nada fácil vivir, exiliarme, publicar desde ese lugar, fuera del armario, pero a mí las cosas fáciles no me interesan. No se aprende nada de ellas. Quienes no tienen el poder (es decir, los discriminados) necesitan saber mucho más que aquellos que tienen el poder. El poder no enseña: se impone.”