Si eres hombre y vives en América, aguas con la masculinidad tóxica porque tu esperanza de vida se reduce.
Si no nos crees, créele a la Organización Panamerica de la Salud (OPS), que recién publicó justo antes del Día Internacional del Hombre, que se conmemora el 19 de noviembre.
Según el informe, que se llama Masculinidades y salud en la Región de las Américas, los hombres viven 5.8 años menos que las mujeres, ¿por qué? por los comportamientos asociados a lo que se espera socialmente de su género.
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¿A qué se refiere? Pues que la brecha de género se refleja también en problemas cotidianos específicos, por decir algunos: riesgos laborales o al volante, tener sexo sin protección, consumir muuucho alcohol o no buscar ayuda ante trastornos emocionales.
¿Te suena? Pues aguas, porque estas conductas contribuyen a tasas más altas de muerte por suicidio, homicidio, adicciones o accidentes de tránsito, según los expertos.
Si no te parece alarmante, hay otro dato al cual ponerle atención: uno de cada cinco hombres en la región muere antes de cumplir 50 años. En el caso de las mujeres este porcentaje recién se alcanza cuando cumplen 60 años.
¿Como cuáles? Checa:
En América, los hombres mueren principalmente por enfermedades cardiacas, violencia interpersonal y traumatismos debidos al tránsito, pero otras causas de muerte surgen de manera predominante según la zona.
En el Caribe destaca el VIH/Sida, mientras en el caso latinoamericano aparecen más la cirrosis hepática y la violencia interpersonal, y en América del Norte sobresalen la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, además del suicidio y los cánceres de próstata, colon y recto.
La población LGBT+, así como los afrodescendientes y los indígenas sufren mayores inequidades de salud que el resto de la población. Estos hombres mueren más y tienen una menor esperanza de vida.
El estudio señala que este análisis de la salud masculina desde una perspectiva de género sería “impensable” sin el antecedente del feminismo y llama a “movilizar la voluntad política y los recursos necesarios” para contemplar las necesidades de los hombres y las mujeres.
“El término de género se ha asumido como sinónimo de mujeres. Las masculinidades se han invisibilizado o naturalizado, y las diferencias y las desigualdades entre ambos géneros y en cada uno de ellos no han llegado a abordarse”, advierte.