Con frecuencia me escriben para preguntarme por disfunciones sexuales, así que decidí elaborar un par de pequeños glosarios explicándolas. En este, me enfocaré en las llamadas “disfunciones sexuales masculinas”.
Checa: Estas son 11 disfunciones sexuales femeninas y la importancia de conocerlas
Tres aclaraciones:
Dicho esto…
Es cuando te vienes demasiado rápido. ¿Qué tanto es tantito? Bueno, es difícil de definir.
El DSM-V lo piensa como “aproximadamente en el minuto siguiente a la penetración vaginal y antes de lo que desee el individuo” (si te preguntas por qué tan específico lo de “penetración vaginal”, el DSM-V dice, sobre las prácticas no vaginales, que “no se han establecido criterios específicos de duración”).
Dicho esto, creo que el factor más importante no es tanto el tiempo, sino que suceda antes de que lo desees y que además sea persistente, es decir, que no sea algo ocasional (nada malo con venirte rápido de vez en vez, a todos nos pasa), sino una situación recurrente e incontrolable.
Es lo contrario a la eyaculación precoz y se refiere a cuando nomás no te vienes por más que intentes.
Es el “tardar mucho”, como en “tardé tanto que ya más bien me frustré y me aburrí y pedimos unos tacos”.
Igual que en la eyaculación precoz, es importante que genere malestar, que sea persistente e incontrolable.
Cuando no se te para, básicamente.
Hay varias razones por las que puede suceder esto: cansancio, estrés, consumo de algunas sustancias (medicamentos, drogas recreativas), ansiedad por desempeño, etc.
Oootra vez, si sucede de vez en cuando, no pasa nada, si es recurrente, genera mucho malestar y es incontrolable, ahí podría haber algo detrás.
En este texto conté de una vez que a mí me pasó, para quien guste leer. El equivalente en una persona con vulva sería la hipolubricación.
Se caracteriza por una disminución en el deseo o interés en lo sexual. Es decir: antes te ponías caliente y estaba bien, ahora ya no tanto, y no está bien (para ti).
A veces, el deseo sexual hipoactivo es algo que aparece como consecuencia de un trastorno depresivo, ansiedad generalizada, etc.
Otras veces es el resultado de alguna situación estresante de vida: pérdida de trabajo, problemas de pareja, muerte de alguna persona cercana, burnout, etc.
También puede ser provocado por ciertos tratamientos, como los antidepresivos (a esto se le conoce como “disfunción sexual inducida por sustancias/medicamentos”). Es decir: no tiene una causa única ni una sola forma de tratarse.
Es importante mencionar que para que se considere un trastorno debe de tener varias características, por ejemplo, ser egodistónico. ¿Qué significa esto? Que represente un problema para la persona que lo vive, afectando su calidad de vida.
El activismo asexual ha señalado que, en muchas ocasiones, se diagnostica con deseo sexual hipoactivo a personas asexuales, para quienes no representa un problema, lo cual se puede traducir en tratamientos que equivalen a terapias de conversión.
Se caracteriza por un aumento intenso e incontrolable en el deseo o interés en lo sexual, al punto de que la satisfacción nunca llegue y se realicen comportamientos impulsivos y peligrosos.
Es lo que a veces se llama “adicción al sexo”.
Similar al anterior, para considerarse problemático es necesario que la persona lo perciba de esa manera y que sea compulsivo.
También se tienen que estudiar comorbilidades y otras causas que pudieran explicar la conducta (hay un gran debate en la academia sobre qué constituye en general una compulsión, por ejemplo). Es decir: no tienes un trastorno nomás porque eres muy caliente y tu pareja no te satisface y/o se te antoja tener sexo con más de una persona.
Refiere a sentir desagrado físico y mental al sexo. Es tener una reacción de asco, miedo, culpa o malestar.
De nuevo, es importante aquí la experiencia subjetiva, sentir “siento esto por el sexo, pero quisiera no sentirme así y percibo que está afectando negativamente mi calidad de vida porque en mí existe un deseo genuino, y no motivado por la presión de nadie, de poder experimentarlo”.
Se refiere al dolor durante el sexo. Puede tener causas psicológicas, físicas o ambas.
Esto NO es una disfunción, pero es el mecanismo detrás de algunas de ellas, como la disfunción eréctil. Pueden leer un texto muy específico sobre esto, aquí.
Se refieren a las fantasías sexuales que aparecen de una forma obsesiva, provocando malestar en quien las experimenta porque no puede deshacerse de ellas y, usualmente, están cargadas de culpa.
Hay varios motivos por los que pueden aparecer y es importante el trabajo con una persona especializada para poder distinguirlos.
En una gran cantidad de casos, el trabajo terapéutico muchas veces va dirigido a observar la fantasía desde una perspectiva neutral para observar por qué genera culpa, si satisface alguna necesidad, si es posible experimentarla como fantasía o como práctica de una forma sana, si está asociada a algún otro malestar (por ejemplo, trastorno obsesivo compulsivo o un trauma), etc.
Este, evidentemente, es un temota que excede los alcances de este texto, pero no quería dejar de mencionarlo.
Estos son algunos de los conceptos más comunes utilizados en la clasificación de las disfunciones sexuales.
Si te reconoces en alguno, es importante que acudas con unx especialista para poder realizar un diagnóstico preciso y elegir un tratamiento que te pueda ayudar.
Mereces una vida sexual alegre, satisfactoria, tranquila, consensuada y placentera.