“¿Quién cuidará Oaxaca?”
Enrique Bunbury
“Y me fui lejos de aquí, donde todo lo demás es un pretexto. (…) Buen camino, maestro Toledo”.
Saúl Hernández
“Inicia tu más alto vuelo, Oaxaca entero te despide con gratitud. Que tus papalotes te acompañen siempre, maestro”.
Susana Harp
“Que lo lleven ciento ochenta papalotes, a donde los murciélagos ya lo andan esperando. Acá en la tierra deja un país distinto al que encontró”.
Emiliano Monge
Los papalotes y las mazorcas, fundamentales en la vida artística y de activismo de Francisco Toledo. Así lo despidieron en Bellas Artes.
Con girasol en mano, Victoria López, originaria de la comunidad zapoteca de Oaxaca, llegó al Palacio de Bellas Artes para despedir a Francisco Toledo, el artista mexicano más importante de nuestros tiempos, quien falleció este jueves 5 de septiembre.
“Vine a honrar a mi paisano, al maestro, porque para nosotros, la muerte solo es un pasito más, pero sí se siente el vacío”, dijo Victoria mientras señalaba al cielo. “Aparte de su arte fue un pensador y una persona buena que siempre voló alto como sus papalotes”.
Lo que más le gustaba del trabajo de Francisco Toledo era el realismo en sus obras, su sencillez: “hay mucho México dentro de él y del legado indígena”, dice Victoria orgullosa del hombre que también fue activista, que nunca se quedó callado y luchó contra las injusticias.
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En Bellas Artes, la fotografía del artista oaxaqueño también estuvo acompañada por arreglos florales con condolencias de Instituciones de cultura como el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), Radio UNAM, la Escuela de Arte y Diseño de la UNAM, así como TV UNAM y Secretaría de Cultura.
En el Palacio de Bellas Artes, la fiesta con música de viento oaxaqueña estuvo acompañada de coloridos papalotes enclavados en canastas llenas de mazorcas de maíz, que recuerdan las protestas de Francisco Toledo contra el uso de transgénicos.
Cada papalote llevaba el mensaje de diversas personalidades e instituciones de cultura que ya extrañan a Toledo.
“Grande entre los grandes”. “Un hombre que aportó a la humanidad y dejó un patrimonio mundial e histórico”. “Necesitamos de estos mexicanos, entregados por completo”. “Gracias por su dedicación y bellísimo legado, maestro Toledo”, fueron algunos de los mensajes que visitantes dejaron en el cuaderno de condolencias que se encontraban en el Complejo Cultural de Los Pinos y el Museo Nacional de Culturas Populares, los cuales se entregarán a la familia del artista.
¡Adiós, maestro! Oaxaca y todo México te extrañará.
En sus obras, Toledo representa gran parte de la zoología porque, para él, el mundo del ser humano es uno con la naturaleza. Por esta razón, murciélagos, insectos, iguanas, sapos, entre otros animales, fueron bellos a través de sus ojos.
Francisco Toledo plasmó esta cosmovisión en sus piezas creadas con una diversidad enorme de técnicas, desde acuarela, óleo, fresco y litografía, hasta la escultura y el tallado en cerámica, piedra, madera, cera, metal y más.
También manejó técnicas como el curtido de piel de la comunidad oaxaqueña de Tlacolula, el afelpado y el láser en la joyería.
El activismo que Toledo emprendió con la naturaleza y las comunidades indígenas y afrodescendientes en Oaxaca también forman parte de sus obras. Este artista plástico dedicó su vida a rescatar y proteger el arte oaxaqueño, así como las técnicas de tallado y los bordados de Juchitán, tierra que amó con el alma.
Para empezar a conocer a Toledo, estas obras:
Hasta hace unos días, Murciélago se encontraba en lo que fuera la oficina presidencial en Los Pinos. Esta es una de las pinturas que forman parte de las 33 obras que el expresidente Carlos Salinas de Gortari pidió en 1993 a diversos artistas mexicanos como parte del catálogo de pinturas privadas para los presidentes.
Dicen que fue la favorita del expresidente Ernesto Zedillo.
De acuerdo con la cultura zapoteca, los murciélagos son importantes porque son ellos los que esparcen las semillas en la naturaleza. Por esta razón es común encontrar diversas leyendas protagonizadas por este animalito.
A Toledo le gustaba contar esta leyenda: en una ocasión, cuando el murciélago tenía mucho frío, Dios le dijo a cada pájaro del mundo zapoteco que dieran una de sus plumas al murciélago. Esto lo hizo sentir muy feliz al volar con todas las plumas de las otras aves, pero al mismo tiempo, lo hizo bastante arrogante; entonces, los pájaros se quejaron con Dios y Él le quitó todas las plumas de un soplido.
Al quedarse de nuevo pelón, por vergüenza ya no salió de día, solo por las noches. Por esta razón al murciélago no se le ve en la luz del día.
Ya hay arreglos florales en Los Pinos.
Son cenefas que Francisco Toledo hizo cuando inició el Centro de Artes de San Agustín. Para él eran las semillas de cada uno de los jóvenes que ingresó. Estas tiras de papel se encuentran en gran parte de los kioscos del CASA.
Puedes ver parte de esta cenefa arriba de la puerta del Museo Nacional de Culturas Populares.
La estructura de herrería con alacranes entrelazados de la puerta del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) de San Agustín, fue una pieza emblemática para Toledo, ya que representa el día en que se inauguró el taller El Alacrán en dicho instituto de artes.
Este taller arropó a varios jóvenes que empezaron a instruirse en el arte gráfico. Quienes lo conocían cuentan que Toledo llegaba a visitar a los alumnos para saber qué estaban haciendo, qué comían y en repetidas ocasiones él les invitó los alimentos.
Esta puerta forma parte de lo que Toledo dejó a Oaxaca.
Puedes ver parte de esta puerta en el Museo Nacional de Culturas Populares en la CDMX.
Más allá de ser un artista, Toledo fue uno de los pioneros en hablar de la afrodescendencia en México y lo representa con las intervenciones en jícaras como una forma de ver la sociedad y cómo el arte puede ser un detonante para cambiarla.
En estas piezas se refleja el viaje que el artista hizo de costa a montaña en la región oaxaqueña por amor a su estado.
Esta obra fue parte de unos los talleres que el maestro Toledo hizo para la comunidad de San Agustín en Oaxaca con el ideal de rescatar y regresar el valor a las piezas que la comunidad crea.
Estas intervenciones también las puedes ver en el Museo de Culturas Populares. Foto: cortesía del museo.
Francisco Toledo fue muy apegado al árbol de pochote. Con el algodón de este árbol hizo el papel para sus papalotes, además de fabricar papel para el taller de papel que se encuentra en el CASA de San Agustín en Oaxaca.
Foto: cortesía del Museo Nacional de Culturas Populares.
Toledo decía que los oaxaqueños nacen con la parte artística desarrollada porque entienden el diseño de lo que tienen alrededor.
Francisco Toledo hizo hasta 400 diseños diferentes de papalotes y en cada uno representa la figura de algún animal en la naturaleza como changos, peces, pulpos, además de actividades humanas y la afrodescendencia en México.
Uno de los puntos importantes en la capital mexicana para recordar la obra del artista oaxaqueño es el Museo Nacional de Culturas Populares. En él se encuentra la exposición Toledo ve, una entrada a la cosmovisión del arte y activismo de este artista plástico.
En Toledo Ve hay 600 piezas diseñadas por el propio Toledo, entre esculturas, joyería, tallados, peinetas con cabello entrelazado del artista, además de enormes bordados de felpa, litografías, así como piezas de arte en mosaico, técnica que el oaxaqueño logró rescatar en su comunidad.
Aquí, las piezas no tienen cédulas -los cuadros de información de cada pieza-, ya que, de acuerdo con autoridades del museo, Toledo quería que la gente entendiera la representación del arte oaxaqueño desde su propia concepción.
En la entrada del museo está una de las puertas del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), la que hizo en memoria del taller El Alacrán, que Toledo emprendió en Oaxaca para impulsar las técnicas del grabado y la serigrafía.
El museo resguarda 50 diseños de papalotes de los 400 que el maestro Francisco Toledo realizó; entre ellos se encuentran los papalotes con los rostros de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Rural Normal de Ayotzinapa.
El maestro expuso estos 43 papalotes con los rostros de los estudiantes en la entrada del IAGO, donde voló los papalotes junto con los niños de la comunidad. De ahí viene esta famosísima imagen:
Foto: @cultura_mx
Además, una sala del museo está dedicada al activismo de Toledo contra el uso de maíz transgénico en México, además del reconocimiento a la cultura afrodescendiente en México con la representación a escala de los barcos esclavistas que llegaron al continente americano.
Otro de los recintos en la Ciudad de México que alberga la obra del maestro Toledo es el museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en la colección de su Acervo Patrimonial con la carpeta de 39 grabados que el artista donó en 2008, bajo el título de Imaginario Gráfico: Francisco Toledo.
El director General de Culturas Populares e Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura, Mardonio Carballo, lo sabe: “Francisco Toledo es un ejemplo importante de cómo el artista puede comprometerse socialmente y cómo al hacerlo puede incidir en la vida de un estado. Creo que Oaxaca no se comprendería sin Francisco Toledo y en general, México no se explicaría sin las apuestas que el maestro hizo por distintos espacios y por las nuevas generaciones. Francisco Toledo Morirá cuando muera el sol”.