Comparte
May 18/2020

El ligue me dejó en visto y desapareció: ¿por qué duele el 'ghosting'?

Foto: Tandem X Visuals para Unsplash

Hay un experimento clásico en psicología conocido como La situación extraña. Sin entrar en mayor detalle, el estudio trata de entender qué sucede cuando la madre de un bebé desaparece un rato de un cuarto donde antes estaban ambos y el bebé tiene que afrontar una situación, pues, estraña, sin su figura materna.

Según el experimento, los bebés tienen tres maneras posibles de reaccionar cuando desaparece su madre por cierto tiempo y se enfrentan a lo desconocido:

Lee: Terapia a distancia: ¿funciona? ¿cómo es? Te contamos los pros y contras

  • A (evitativo): cuando la madre desaparece, el bebé: demuestra indiferencia, como si no le hubiera afectado. Como si pensara “bueno, igual no era tan importante tu presencia acá, tampoco es como que necesito tu atención”. 

Sin embargo, detrás de esa aparente indiferencia, existe un estrés que no se comunica: el de tener necesidades y deseos no atendidos. 

Para reaccionar así, antes recibió un mensaje de las personas que estaban a cargo de su cuidado: tus necesidades no importan y no estaremos para atenderlas. Por lo tanto, su aparente frialdad e indiferencia es una forma de sobrevivir a ese aprendizaje, porque la cercanía representaría vulnerabilidad.  

  • B (seguro): cuando la madre desaparece, el bebé: no reacciona de manera agitada, ni intranquila. Tiene confianza de que volverá, y de que existe una razón que no tiene que ver con su propio valor, por la cual desapareció momentáneamente.

Si no vuelve después de un rato, la buscará y sólo se comenzará a preocupar si desaparece durante un tiempo demasiado prolongado. Mientras no regresa, mantiene buen humor. Para reaccionar así, antes recibió un mensaje de las personas que estaban a cargo de su cuidado: tus necesidades importan y estaremos para atenderlas.

Sobre sexualidad: ¿Por qué se me baja la erección cuando me pongo el condón?

  • C (ansioso-ambivalente): cuando la madre desaparece, el bebé: reacciona con mucha ansiedad. Buscará agitadamente una respuesta y puede que actúe erráticamente (por ejemplo, llorando) para conseguirla. 

Detrás de esta reacción existe una tremenda angustia: la posibilidad de haber sufrido abandono. Y es insoportable. 

Para reaccionar así, antes recibió un mensaje de las personas que estaban a cargo de su cuidado: a veces estaremos para atender tus necesidades y a veces no, pero no lo sabrás ni tendrás garantía de ello.

Animal Político y Animal MX te tenemos historias de fuerza y esperanza en este especial

Por lo tanto, su miedo a la separación y aparente dependencia es una forma de sobrevivir a ese aprendizaje, porque la distancia representaría vulnerabilidad.

Ahora cambia “cuando la madre desaparece, el bebé:” por “cuando alguien lo ghostea, usted:” y busca con cuál de las opciones te identificas más. 

Estas tres opciones representan lo que se conoce como “estilos de apego”, basados en la teoría del apego de Mary Ainsworth y John Bowlby.

Te puede interesar: Si tu novio no te mama el culo: guía para disfrutar el beso negro, anilingus o rimming

Según este modelo, las personas reaccionaremos ante la posibilidad de ser abandonadas y perder nuestros afectos según nuestras experiencias tempranas con las personas que nos cuidaron. 

Existen tres estilos de apego: A (evitativo), B (seguro) o C (ansioso-ambivalente) (hay un cuarto estilo de apego, conocido como desorganizado, pero no hablaré de él en este texto). Dependiendo de qué tan presentes o ausentes hayan estado y qué tanto aprendimos a poder confiar o no en esa presencia, será el desarrollo de nuestro estilo de apego.

Ésta, desde luego, es una sobresimplificación de una compleja teoría. Pero creo que es interesante traerla a discusión cuando hablamos de ghosting, porque cómo reaccionaremos al ghosteo, pienso, depende en buena medida de nuestro estilo de apego.

Digamos que estamos hablando con un ligue de Tinder y súbitamente nos deja de responder.

Una persona de apego seguro, por ejemplo, puede que reaccione pensando qué coraje que no me esté respondiendo, pero si esta persona no quiere estar conmigo, está bien, yo no quiero estar con ella. 

Una persona de apego evitativo podría ignorar la falta de mensajes y pretender que no le afectan al cabo que ni me gustaba tanto o quizás igual ya estaba pensando en dejar de responderle. Y en una de esas, ¡quizás ella es la persona que ghostea

Échale ojito a: ¿Cómo hacer eso de “escuchar mis emociones”?

En cambio, una persona de apego ansioso releería obsesiva y angustiosamente los últimos mensajes una y otra vez, porque quizás descubro lo que hice mal, quizás encuentro algo qué decirle para que regrese, y así pasará la noche, intentando descifrar la intención oculta, la clave para entender por qué, súbitamente, el objeto de su afecto decidió abandonarla

En entender cómo reaccionamos al ghosteo según nuestro estilo de apego está la clave para resistirlo: la persona evitativa que piensa “al cabo que ni me gustaba tanto” o “igual ya estaba pensando en dejar de responderle” podría intentar observar su propia reacción y reconocer que alejarse podría cerrar una puerta de manera súbita e innecesaria, que lo que está haciendo es una reacción ante la angustia, que su dolor es válido y que no es necesario replegarse en sí misma para afrontarlo: puede hablarlo, llorarlo, escribirlo, liberarlo.

Pts, pts, lee: El poder del pensamiento negativo y cómo usarlo a tu favor en tiempos difíciles

La persona ansiosa que piensa enviar mensajes compulsivos porque “ quizás descubro lo que hice mal, quizás encuentro algo qué decirle para que regrese” podría explorar la posibilidad de que quizás su regreso no depende de ella, quizás tampoco la están ghosteando por algo que ella haya hecho y que quizás su valor como persona no se ve realmente afectado por este evento aislado.

El chiste es encontrar formar para lidiar con el dolor de la separación.

¿Por qué la gente ghostea? Es lo que solemos preguntarnos cuando nos pasa. 

Pueden haber varias razones: que si se me olvidó, que si tuve mucha chamba, que si no quería enamorarme, que si no quería que tú te enamoraras. 

Al final, todo se reduce a un sólo punto: el ghosteo es una forma de comunicar algo que se dificulta expresar verbalmente y que se traduce en un acto de separación súbita.

Esto puede ser de ayuda: El desamor y la cruda tienen algo en común: la cura

Cada quien reacciona de maneras distintas, pero hay algo en común: el ghosteo duele. Y duele mucho. 

¿Cómo no habría de hacerlo? Es un acting del abandono, una representación inmediata y observable (con fecha y hora del último mensaje) del último momento en que una persona decidió mantener contacto con nosotros. Y en ese sentido, es una recreación de un posible trauma primigenio de abandono. 

El ghosting convierte a las conversaciones digitales en botellas con mensajes en el mar, esperando ser recogidas, leídas y respondidas en un futuro próximo, aunque todos los indicadores parezcan presagiar que no. Pero no lo vemos, porque tenemos esperanza. Parafraseando a un paciente: esperanza es sólo una palabra amable para no decir sesgo.

Supongo que podría terminar el texto con algún consejo práctico o palabra amable para cerrar el tema. Darle un respiro a la angustia. Pero no. Otro día para eso: la incertidumbre es lo que es y a cada quién le toca aprender y reaprender a lidiar con ella como puede.

Acaso pienso que ese es el amargo aprendizaje que puede salir tras la confrontación con el silencio del ghosteo: lo que queda de nosotros cuando nos quedamos sin respuestas.

No te vayas sin leer: El mal sexo es… acá un decálogo sobre malas cogidas