Tenemos que hablar sobre el trabajo en casa y las vacaciones. Probablemente viste rondar por ahí un tuit muy indignado tirando hate a las personas que hacen home office desde hace poco más de un año y solicitan sus días de vacaciones. Entre las reacciones a ese comentario hubo de todo y muchísimas personas defendieron que tener días libres es derecho de todos los trabajadores, sea cual sea su espacio de trabajo.
Y eso es indiscutible: pedir las vacaciones, así asistas a una oficina, escribas desde tu cama o estés en la cima del Pico de Orizaba, es tu derecho como empleada de cualquier empresa. Aún con esto, hay muchas personas que se sienten culpables por solicitar sus días libres pues el razonamiento es “¿para qué si sólo pasaré del cuarto al sillón y del sillón a la cocina?”.
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Pero aunque sea así, es necesario tener días libres, desconectarnos y levantarnos más tarde, ver series, salir a caminar con nuestro perrito. No importa si tu semana de vacaciones la pasas cocinando en casa, ayudando a tus hijos o harmanas en su escuela o cuidando tus plantas, los días de desconexión son necesario.
“El home office también tiene un horario, tu estás cumpliendo con tus obligaciones laborales aunque lo estés haciendo de manera remota. Si se cumple con el horario, e incluso con las obligaciones aunque se termine antes de éste, el empleado sigue gozando con todos los derechos laborales que ha recibido desde el inicio y también tiene derecho a la desconexión, por vacaciones o del horario laboral”, nos explica Alma Paz, expertaza en Recursos Humanos y derechos laborales.
Estar en casa todo el tiempo, no es fácil. La piscóloga clínica Tania Gómez nos explica que, entre muchas razones por las que no debemos tomar el teletrabajo como “vacaciones”, es todo el proceso de adaptación que hemos tenido que atravesar.
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Pongámoslo sencillo: una pandemia amenaza nuestra salud y nuestra vida, en un inicio, cuando había poco conocimiento sobre el virus, esto provocó que nuestro cuerpo y cabeza entrara en un estado de hipervigilancia, de alerta constante ante la amenaza.
Se nos pide dejar las oficinas y encerrarnos en casa lo que, explica Tania, nos obligó también a entrar a un proceso de adaptación nuevo mientras lidiábamos con el estrés de los peligros de la pandemia.
“Nuestro cerebro aprende a distinguir contextos y escenarios. El contexto de la oficina lo tiene muy aprendido y sabe que ese es un espacio para la actividad laboral, convivencia con los compañeros; y que la casa es un espacio más íntimo donde realizamos nuestras actividades del hogar, el descanso, el ocio“, dice Tania.
Entonces, además de la hipervigilancia por el covid-19, sometimos a nuestro cerebro a aprender a que un espacio dedicado al descanso, ahora también es el sitio de actividad laboral.
Y mientras lidiamos con: la casa es un espacio de ocio, descanso, actividad laboral, escolar, recreativa y de mínimo contacto social, resulta que también hay empresas y jefes que esperan que, por estar en casa, sus empleados estén disponibles las 24 horas del día los siete días de la semana.
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“En la comunidad de RH siempre terminan contándonos que los jefes les llaman o antes o después de labores porque creen que están disponibles todo el tiempo, de pronto llaman a medianoche, a las seis de la mañana, y empiezan a exigir antes de las labores y esto crea un ambiente de burnout para los trabajadores“, dice Alma Paz a quien puedes encontrar en Twitter e Instagram como @la_de_RH.
Esto depende de cada persona, pero de forma generalizada sí puede influir.
Tania Gómez explica que, hasta ahora, se han hecho algunos estudios con ratitas: a un grupo lo someten a escenarios de poca estimulación ambiental y a un segundo grupo lo incluyen en escenarios más ricos en estímulos.
Los resultados de las primeras, explica, es que desarrollan menos habilidades de aprendizaje y memoria, en contraste con las que están sometidas a más estimulación.
“Si bien el cerebro del humano no funciona como el de la rata, sí podemos rescatar algunas conclusiones importantes de este tipo de protocolos o estudios: que la riqueza de escenarios y estimulación por supuesto que favorece el fortalecimiento de nuestor sistema cognitivo y de memoria, nuestro funcionamiento general de alerta en el día y día”,
Entonces: antes, al ir a la oficina, podíamos tener esa riqueza de estimulación y cambio de escenarios. Es decir, había tiempos para estar en casa y escenarios para la oficina o espacio laboral. Ahora, todos los escenarios son ¡tu casa!
– Si tienen un año en Home Office, no tengan el descaro de pedir vacaciones.
– ¡Deja ese panfleto del señor Burns! 🤨 pic.twitter.com/Go7tkDT9qW— Simpsonito (@SimpsonitoMX) April 21, 2021
No, no, no y no. Incluso si tu productividad se ha visto afectada, estas no pueden negarse.
Alma Paz nos explica que, si bien la productividad puede ser revisada por la propia empresa, “jamás es una excusa para negar los derechos. Los derechos básicos de los trabajadores son irrenunciables“.
O sea, aunque tú digas: ¡renuncio a mis vacaciones, es más, hasta a mi salario y quiero vivir esclavizada! Pues no, no y no. Son derechos y ninguna persona ni empresa puede quitártelos.
Las compañías o las jefas no pueden negar las vacaciones bajo ningún pretexto. Incluso, la Ley Federal del Trabajo dice que el empleado debe tomar, por lo menos, seis días seguidos de vacaciones. “Pueden negarte, a lo mejor, algunos períodos porque hay mucho trabajo, pero no pueden negarte las vacaciones por ninguna razón“, destaca Alma.
Si por algún motivo la empresa no te permite tomar tus días de descanso, puedes levantar una denuncia ante la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (Profedet) y explicar que te niegan tus derechos como empleada.