“Tengo miedo porque vivimos una pandemia, pero tengo MUCHO miedo porque voy a tener un bebé en medio de esta locura”.
Las experiencias de mujeres que dieron a luz en plena pandemia coinciden en lo más esencial: el terror al contagio, la incertidumbre y la soledad.
Estas mujeres se convirtieron en mamás en un mundo trastocado por la pandemia de covid-19, un mundo con escaso contacto humano, donde solo se permite compartir el gozo del nacimiento a distancia.
¿Cuál fue y cuál es su mayor miedo?, ¿qué ha sido lo más difícil en estos tiempos?, ¿cómo se ha modificado la crianza de los bebés?, ¿qué extrañan?, ¿qué hacen para sentirse mejor?
Te interesa: Mamá enfermera se reencuentra con sus hijas después de 2 meses sin verlas
Sus experiencias importan.
La hija de María José nació el día en que oficialmente todo cerró en la ciudad de México, en marzo de 2020. También tiene otra pequeña de 5 años.
Da clic aquí para escuchar su testimonio. María José habla de vulnerabilidad, soledad, incertidumbre y las posibles consecuencias de esta pandemia.
María José García, 34 años, profesora universitaria de Humanidades.
Yoaly tuvo a su tercera hija en noviembre de 2020 y la noticia del embarazo la tomó por sorpresa: iba a tener otra bebé después de 10 años.
“Todo fue muy diferente a como yo viví mis otros embarazos, principalmente porque con mis dos anteriores tuve muchas complicaciones y mis bebés nacieron prematuros. Eso me preocupaba mucho, tener complicaciones a la hora del parto.
Tenía miedo de contagiarme, que la bebé se contagiara, que mis otros hijos también, mis papás, la abuela de mi esposo…
Lo más difícil de tener un bebé en pandemia fueron las citas con el doctor, los ultrasonidos, las consultas. Todo lo hice yo sola, no dejaban pasar a mi esposo porque no podían entrar dos personas. El parto también lo viví sola. La idea era que mi esposo viera el nacimiento de la niña y no se pudo.
He tenido que criarla superdiferente, la verdad. Casi no salimos porque aún no tiene la vacuna BCG (hay desabasto). Cuando la tenga quizá ya pueda tomar un poco más de confianza para sacarla, pero aún no. Yo estoy acostumbrada a trabajar, a estar fuera de casa; mis hijos ya están muy aburridos, quieren regresar a la escuela.
Hay familiares que ni conocen a la bebé y eran personas que veíamos mucho. Sí siento un poquito feo que no hay ese acercamiento con la familia. Estamos aisladas porque no queremos arriesgarnos.
Por otra parte agradezco este tiempo con ella y cuidar de mis hijos. Verlos crecer. Antes no podía por el trabajo.
Lo que hago para sentirme mejor es cuidarme, cuidar a las personas que yo quiero para que algún día podamos reunirnos y que mis hijos puedan vivir un poco más tranquilos. Escucho música, veo a mis papás con precauciones; al menos cambiar el escenario un poquito me ayuda. ¡Y trabajar, sobre todo trabajar! Vender, eso es lo que a mí me ayuda, me motiva y me hace sentir mejor.
Espero que cuando ella crezca y eso pase pueda explicarle que nació en una época de cambio total, de encierro, de miedo, pero que ha sobrevivido y que es algo que podemos contar a futuras generaciones”.
Yoaly Hernández Frías, 31 años, ventas.
Checa: La invaluable reacción de una mamá mexicana a la receta de pozole de Rachel Ray
Melissa tuvo a Nico, su segundo hijo, en enero de 2021. Victoria, la mayor, tiene 6 años.
“Cuando supe que estaba embarazada -en mayo de 2020- me dio mucho miedo porque no se sabía tanto como se sabe ahora acerca de la enfermedad. Fue todo un shock.
Mi mayor miedo era enfermar, que me diera muy fuerte y los medicamentos me provocaran problemas con el embarazo o efectos secundarios en el bebé. Todo el embarazo lo viví con este miedo.
Quizá lo más difícil fue en el hospital, solo mi esposo pudo estar conmigo. No pudieron ir mis papás y tampoco mi hija. Tuvieron que esperar a que llegáramos a casa para conocer a Nicolás.
Siento que no pude disfrutar mi embarazo al 100 porque salía superpoquito, solo a caminar con mi perra en las mañanas, tipo 7, cuando casi no había gente.
Ahorita que Nico ya está más grande, lo más complicado ha sido balancear la vida del home office con las clases en línea de mi hija y el cuidado del bebé, porque mi esposo y yo tenemos trabajos de tiempo completo.
Creo que esta ha sido una crianza mucho más solitaria si la comparo con la de Victoria. Con ella lo viví acompañada, embarazo y posparto, pero ahora no salimos casi para nada.
Aunque sentimos que Nico ya está más fuerte, solo salimos a comprar pan, por un café… pero todo ha sido en casa. Hemos estado cuidándonos al máximo para garantizar que Nicolás no vaya a enfermar.
Después de un año en pandemia… creo que sí se puede, te vas adaptando a la situación.
¿Qué hago para sentirme mejor? Comer las cosas que me gustan, ver las películas que me gustan y no dejar terapia, que para mí ha sido un eje rector para poder afrontar todo esto”.
Melissa Ayala, abogada, 28 años.
Ricardo Caleb nació en mayo de 2020 y es el primer hijo de Maricruz, quien vive en California con su esposo.
“Sentí mucho miedo, angustia, incertidumbre. Era 100% angustia de pensar en qué podría pasar porque todo estaba muy reciente; no sabíamos qué esperar.
En mi caso, lo más difícil fue que mi familia estuviera lejos todo el tiempo (en México). Siempre esperas que estén contigo y más cuando vas a tener a tu primer hijo, pero yo estaba en otro país, sin acceso a turistas. Mis papás no pudieron estar conmigo, ni mis tíos, abuelos… toda la gente que en algún momento me apoyó, nadie estuvo aquí, solo de lejos. Estar lejos de mi familia fue lo más difícil, yo quería tenerlos conmigo.
Cuando nació fue sanitizar todo; solo las personas más cercanas a él podíamos tocarlo, acercarnos. Hasta que tuvo todas las vacunas pudimos estar con más personas (que además ya tenían test negativo). Ahora ya estamos más tranquilos porque todos estamos vacunados, aunque seguimos con muchas precauciones.
Sí ha sido muy diferente a como la mayoría hemos sido criados, pero todo es por su bien. Sí siento feo que no pueda convivir con otras personas, con niños, está muy limitado.
Ahora me siento más preparada, después de pasar tanta angustia e incertidumbre. Siento que ya tocamos fondo en muchas cosas negativas. Ahora es ser fuerte y buscar resolver las cosas, con las posibilidades que tengas, aunque estés solo.
Soy agradecida porque hoy estamos aquí y a pesar de lo que pasó tengo a mi bebé sano, estamos bien, vivos. Todo lo que estamos pasando ahora valdrá la pena para en un futuro llegar con mi familia y abrazarlos, sanamente y protegidos.”
Maricruz Valero, 34 años.
Mildred vive en Canadá y aún está en licencia de maternidad porque su primer bebé nació en julio de 2020.
“Cuando las alarmas iniciaron en marzo del año pasado yo tenía 6 meses de embarazo, no se sabía nada del virus y mucho menos cómo afectaba a embarazadas y al feto. Fueron tiempos de mucho estrés y hasta paranoia, de no querer ver a nadie.
Afortunadamente pude tener a mi bebé sin restricciones tan estrictas.
Todo el tiempo tuve miedo de contagiarme y no saber cómo le afectaría a mi bebé; que incluso yo fuera uno de esos casos que necesitara hospital y cuidados intensivos. Mi mente siempre se iba a lo más negativo que pudiera pasar.
Definitivamente estar encerrada y sin socializar recrudeció la tristeza, los miedos y el no saber qué venía.
Lo más duro fue estar lejos de mi familia, de mi mamá. Yo vivo en Canadá y con las restricciones nadie ha podido venir, como era nuestro plan, excepto mi mamá. Y eso también fue estresante. Por mi bebé, por ella. Exponerla al virus durante el viaje, preparar mil documentos, seguro de viaje, etcétera.
En realidad no vemos a mucha gente, nos la pasamos en casa. A la bebé casi no la llevamos a ningún lado, solo salimos a caminar con ella o estamos en el patio. Sin embargo, el no convivir con otras personas o niños no ayuda a que aprenda a socializar, su realidad está siendo completamente distinta a como hubiera sido sin pandemia. Es algo triste de pensar.
Estoy cansada y un poco frustrada. Deseo que con las vacunas esto termine pronto para retomar una vida que se acerque a la normalidad de antes.
¿Qué hago para sentirme mejor? Ir a parques en la ciudad con mi esposo y mi hija; el viento me reanima. Hacemos fogatas en la casa, cuando la bebé ya duerme. Hacemos videollamadas con varias amistades y estoy en constante comunicación con mi familia en México para saber que están bien”.
Mildred Castellanos, 39 años, bióloga molecular.