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Sep 02/2019

Mia Khalifa te tiene una noticia: el porno no es tan divertido como piensas

BBC

A todos aquellos que piensan que las mujeres que incursionan voluntariamente en la industria pornográfica lo hacen porque “es su decisión”, “porque ellas quieren” y porque son felices haciéndolo, Mia Khalifa tiene algo que decirles.

Mia Khalifa, quien tuvo un breve paso por esta industria, rompió el silencio sobre los abusos y la explotación que padecen las mujeres en la industria del entretenimiento para adultos.  Y de una vez te cuento: lo que dijo no te va a gustar.

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Por primera vez Mia expuso su caso, pero puede ser el de cientos de mujeres que han incursionado en esa industria de manera voluntaria o forzada.

Sus declaraciones evidencian la estructura sexista que permea todas las áreas sociales y, principalmente, la pornografía.

Khalifa no es la única mujer que ha hablado sobre el tema, también lo hicieron otras actrices y en sus testimonios coinciden en algunos puntos.

En busca de la atención masculina

Mia Khalifa dijo en entrevista con BBC que sus problemas de autoestima fueron lo primero que la acercó a buscar la aprobación masculina.

“Yo no creo que la baja autoestima discrimine a nadie.

“¿Importa si vienes de una buena familia o si vienes de un entorno no tan bueno? Luché toda mi infancia con el sobrepeso y nunca me sentí atractiva o digna de la atención masculina.

“Y de repente, en mi primer año de universidad, empecé a perder mucho peso al hacer pequeños cambios. Y para cuando me gradué, estaba lista para marcar la diferencia. Me sentí muy cohibida por mis senos, porque eso fue lo primero que perdí cuando bajé casi 22 kilogramos.

“Y después de sentir cómo era esa validación y los cumplidos, no quería que eso acabara”, dijo a BBC.

Explicó que su entrada al mundo del porno no fue directa, primero los productores empezaron con “cumplidos”.

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“No fue ‘Oye, ¿quieres meterte al porno?’. Fue más un ‘Eres hermosa, ¿te gustaría modelar un poco? Sabes, tienes un gran cuerpo y creo que serías genial para modelar’. Cosas así”.

Las dificultades de tener una vida “normal”

En la misma entrevista con BBC, Khalifa habla de lo difícil que ha sido para ella la fama que le dio la industria para adultos. Ella ha intentado distanciarse de esta historia, pero no ha podido.

“Lo primero que aparece es un sitio del que no tengo control, pero que desde el inicio está escrito en primera persona, como si fuera mío. Y en Wikipedia se publica como mi sitio web oficial. Y hemos intentado innumerables veces eliminarlo, incluso a través de acciones legales, pero la compañía no escucha. Y les hemos hecho innumerables propuestas”, señaló.

El New York Times publicó hace unos días una historia en la que 22 mujeres demandaron a productores de pornografía por haber distribuido videos suyos sin su consentimiento.

Una de las demandantes declaró que tuvo que cambiar de escuela y sufrió acoso en el trabajo después de la publicación en línea no autorizada de estos videos.

“Tuve que abandonar la universidad para evitar el acoso continuo de los compañeros de clase. Me acosaron en el trabajo por el video hasta el punto de renunciar. Ahora tengo miedo de solicitar nuevos empleos”, dijo la mujer identificada como Jane Doe 6 en la nota.

La explotación laboral y económica

Uno de los datos que más llamó la atención de la entrevista de Mia Khalifa es ¿cuánto ganaba? Para nadie es un secreto que la industria del porno deja ganancias millonarias. Lo que pocos saben, es que estas ganancias nunca llegan a manos de los protagonistas de las películas.

“Te pagaron 12 mil dólares (240 mil pesos) por un total de seis videos que hiciste. Generaste millones y millones de dólares, tanto para Bang Bros, la empresa con la que trabajaste, como para el sitio PornHub, ¿cómo es posible?”, preguntó el entrevistador a Khalifa, y ella se limitó a responder:

“Así son las cosas. No soy la única.”

Una de las primeras personas en hablar sobre el tema fue Linda Lovelace, protagonista de la célebre película Garganta Profunda.

Lovelace se casó en sus veinte con Chuck Traynor, un sujeto controlador que la golpeaba y quien la obligó a actuar en Garganta profunda, película por la que Linda no recibió mucho de las millonarias ganancias obtenidas.

Traynor también la obligaba a tener relaciones sexuales amenazándola con una pistola, además de prostituirla. De estas experiencias, y lo que vivió en la industria para adultos, Linda habló en los libros Ordeal y Out of Bondage, ambos publicados en la década de los 80.

Parte de esta historia se aborda en la cinta Lovelace, dirigida por Rob Epstein, Jeffrey Friedman.

La industria puede poner en peligro la vida de las personas

Los actores que se dedican al porno están expuestos a enfermedades de transmisión sexual, pueden sufrir depresión al sufrir acoso y amenazas.

Después de que Mia Khalifa apareció en un video para adultos portando hiyab (un velo islámico), fue amenazada por integrantes de un grupo terrorista.

Cuando el entrevistador le preguntó si ella no les advirtió a los productores sobre las amenazas, ella respondió:

“Les dije, literalmente, ‘me van a matar'”. Pero aún así, el video vio la luz.

Porno vs vida real

Mia Khalifa lo resumió de una gran manera: “Las cosas que los hombres ven en los videos las esperan de las mujeres en sus vidas reales, y eso no es la realidad“, señaló.

Y es verdad, durante años la ausencia de educación sexual adecuada ha dado lugar a un uso didáctico de la pornografía, que en la mayoría de las ocasiones es sexista: vemos imágenes de mujeres golpeadas, humilladas, teniendo relaciones con muchos hombres al mismo tiempo, y disfrutando del dolor.

Lo que lleva a algunos hombres a pensar que eso es lo que les gusta a las mujeres. Y lo siento, amix, pero no, no y no.

En una entrevista con el diario El País, la psicóloga Mar Cubero, señala el daño que ha hecho la pornografía a la educación sexual de los hombres.

“Nos encontramos en los talleres que hacemos con adolescentes con relatos de parejas en los que las chicas no entienden por qué se enfrentan a la violencia sexual por parte de sus compañeros; y en los que ellos verbalizan con normalidad que es que “eso es lo que les gusta”.

“El porno traslada un modelo de relación desigualitario en el que la mujer cumple una función de objeto sexual disponible para el hombre y se perpetúan los estereotipos de género llevados al extremo: el hombre es el que tiene el deseo sexual permanentemente y la mujer quien responde a ese deseo masculino. Esto al final hace que las primeras experiencias de los adolescentes estén muy marcadas por esa idea”, explicó Cubero a El País.

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Imagen: Unsplash

¿La pornografía puede ayudar a cambiar la cultura sexual tóxica?

Una posible solución a la toxicidad sexual perpetuada por la pornografía se llama porno feminista.

Aportar una mirada femenina a una industria dominada históricamente por los hombres es necesario.

La importancia de que haya una mujer dirigiendo y produciendo porno es que la estrella por fin será el placer femenino, tan descuidado por la industria para adultos tradicional.

La mirada femenina puede llevar a esta industria prácticas éticas de producción y empoderamiento femenino.