En los grandes momentos de la humanidad, en los grandes avances científicos, en los descubrimientos que cambian la historia, las mujeres siempre han estado ahí. A veces, muchas veces, sus nombres han permanecido ocultos y, poco a poco, los rostros y sus grandes ideas comienzas a conocerse.
Para seguir abriendo espacios y reconociendo el trabajo, hoy, 11 de febrero, se conmemora el Día de las Mujeres en la Ciencia.
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Sabemos que hay muchas mexicanas trabajando en proyectos impresionantes y que sus descubrimientos ayudan desde distintas trincheras a la ciencia y la tecnología.
Es una de las científicas mexicanas reconocidas a nivel mundial por su enorme trabajo de investigación.
Ana María López-Colomé es bioquímica que se ha dedicado a estudiar a la retina humana y su chambota ha sido de gran ayuda para desarrollar fármacos que protejan a las neuronas de la retina.
Otras mujeres fregonas: Regina Apodaca, de joven estudiante de la UNAM… ¡a la NASA!
Actualmente trabaja en el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM y en 2002 ganó el Premio L’Oreal-Unesco para las Mujeres en la Ciencia por su trabajo de investigación.
Intentaremos poner en palabras sencillas de qué se trata lo que hace: estudia la transmisión sináptica excitadora en la retina de nuestros bellos ojitos, que son los mecanismos moleculares de transducción de señales y su regulación, es decir, ese proceso por el que una célula convierte una señal o estímulo del exterior, en oootra respuesta específica.
Ajijo, es complejo, pero en verdad su trabajo ha ayudado no sólo a los mexicanos, sino a todo el mundo.
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Foto: Instituto de Fisiología Celular
Es científica, investigadora en el Instituto Politécnico Nacional y, con su equipo, logró eliminar el Virus del Papiloma Humano (VPH) de 29 mujeres en la Ciudad de México: Eva Ramón Gallegos es una de nuestras heroínas.
Apenas a mediados del año pasado, el IPN dio la gran noticia: se comprobó que el VPH fue eliminado del cérvix uterino de 29 mujeres que fueron tratadas con terapia fotodinámica.
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Antes de continuar nos detenemos un poquito: la terapia fotodinámica es un procedimiento que los médicos -sobre todo los dermatólogos- utilizan para tratamientos de enfermedades de la piel, sobre todo algunos tipos de cáncer y es una técnica no invasiva,
Ahora sí, dicho esto, continuemos. La doctora Eva Ramón ha estudiado el efecto de esta terapia en distintas neoplasias por VEINTE AÑOS.
Ajá, dos décadas analizando cómo puede funcionar este procedimiento en el tratamiento de melanoma, cáncer de mama y cervicouterino.
Foto: IPN
La doctora Sandra Luz es una de las grandes mentes de nuestro tiempo. Es investigadora grado 3 en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y ha dedicado su vida a estudiar los efectos en la salud humana de la exposición a contaminantes atmosféricos, como plaguicidas.
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También se ha dedicado a investigar sobre biomonitores que podrían ayudar a detectar el daño provocado por esos contaminantes.
Y no sólo trabaja en sus proyectos, también es mentora.
Ha chambeado muy duro con tesistas de la Facultad de Ciencias de la UNAM (donde también trabaja ella), enfocándose en aquellas que buscan evaluar los daños genotóxicos ocasionados por plaguicidas en distintas partes del país.
¿Qué quiere decir daños genotóxico? Pues que son sustancias tóxicas para nuestro ADN y que podrían unirse directamente causando mutaciones. Lo que la doctora y los tesistas analizas es qué tipo de daños causan.
Doctora Sandra Luz Gómez. Foto: UNAM
Ilustración: Divulgación de la Ciencia, UNAM
Ilustración: Divulgación de la Ciencia, UNAM
Ilustración: Divulgación de la Ciencia, UNAM
Ilustración: Divulgación de la Ciencia, UNAM
Aunque ha habido avances en la participación de las mujeres en el campo científico, las cifras indican que con mucho esfuerzo alcanzan el 28% cuando se revisa la lista de investigadores en todo el mundo.
Del total de los premios Nobel entregados, solo un 3 % ha sido recibido por mujeres y del universo de personas que cursan estudios de doctorado, solo un 25 % corresponde a mujeres.
[Antes de continuar, te contamos que estas historias se publicaron inicialmente en Mongabay Latam y puedes ver la versión completa de la nota hecha por Michelle Carrere dando clic aquí]
En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Mongabay Latam resalta el trabajo de cuatro científicas latinoamericanas: Gisella Orjeda, destacada bióloga peruana, experta en mejoramiento genético y reconocida por decodificar el genoma de la papa.
Cristina Dorador, bióloga chilena, dedicada a estudiar las comunidades microbianas en los salares del Altiplano en los Andes.
María Claudia Segovia, bióloga ecuatoriana, experta en botánica y especialista en los bosques altoandinos del Ecuador.
Melania Guerra, oceanógrafa costarricense, destacada por sus investigaciones en el Ártico y por acompañar hoy a la delegación de su país en las negociaciones de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP.
La científica Melania Guerra en el Ártico. Foto: Melania Guerra
Para Orjeda, la ciencia es la actividad humana más satisfactoria. “A pesar que requiere esfuerzo, aislamiento, mucho sacrificio en lo que respecta a la vida social, el placer de conocer cómo funcionan las cosas es enorme”, asegura.
Melania Guerra comenzó a hacer ciencia para buscar experiencias, para tener la mayor cantidad de aventuras posible y enfrentarse a las cosas que más le asustaban. Hoy, si bien esos propósitos siguen presentes, también hace ciencia para que las autoridades de su país puedan tomar decisiones basadas en evidencia.
Dorador coincide con Guerra en el rol que tiene la ciencia y, de hecho, ese fue el motivo por el que decidió volver a Chile: conservar los humedales altoandinos o salares a través de la generación de información.
Sin embargo, confiesa que ha sido mucho más difícil de lo que pensaba. “Los intereses económicos son enormes y por más conocimiento que haya nunca es suficiente para detener esta verdadera ola de destrucción. El extractivismo nos está anulando como sociedad. Nos deja perplejos, con la mirada fija hacia el horizonte donde nuestros cerros, lagos y ríos desaparecen”.
Todos los proyectos en los que trabaja Segovia o los que apoya, se centran directa o indirectamente en procesos de conservación y manejo de recursos. El propósito de esta científica ecuatoriana “es entender los bosques de Polylepis y a los ecosistemas alto andinos y de esa manera poder manejarlos y protegerlos”.