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Ene 07/2020

Estrés, insomnio y enojo en la chamba: todo sobre burnout y cómo sacártelo de encima

Foto: Andre Hunter para Unsplash

La rutina de la chamba, la presión de la escuela, proyectos importantes que te comen la vida… Si todo el tiempo sientes estrés, tensión, cansancio y poca concentración, ojo ahí, porque podrías ser una víctima más del síndrome del burnout

Quizá a estas alturas ya sabes que el síndrome de “estar quemado” está relacionado con agotamiento excesivo.

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¿La buena noticia? Hay maneras de revertirlo, de curarte y aprender a vivir de una manera más equilibrada. Ya te contaremos cómo.

¿Estrés o burnout?

El burnout es mucho más grave que solo estar estresado. Su definición oficial es “una respuesta crónica al estrés”, dice Felipe Uribe, psicólogo especialista en burnout e investigador de la UNAM.

Este padecimiento no se desencadena por un hecho aislado o específico, es más bien una acumulación de estrés continuo, explica Rodrigo Peniche Amante, psicoanalista y psicólogo organizacional, académico de la UNAM.

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El problema es tan real que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya identificó al burnout como una enfermedad -clasificación que entra en vigor en 2022-, lo que permitirá que médicos, centros de Salud y aseguradoras puedan tratar los síntomas.

¿Y bueno, se puede detectar? Claro que sí, es más, hasta puedes evitar que se agrave, peeero para vencer al enemigo hay que conocerle.

Los síntomas del burnout

Este padecimiento afecta más a personas sin experiencia laboral, a quienes son muy rígidos consigo mismos o a quienes tienen expectativas personales muy altas.

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Algunos de los síntomas comunes que presentan las personas afectadas por burnout son:

  • Dificultad para concentrarse.
  • Sentirse irritables o muy sensibles.
  • Problemas de sueño.
  • Tener sentimientos de falta de realización personal y desmotivación.
  • Menor tolerancia a la frustración.
  • Malestares físicos como dolores constantes de estómago, cabeza y respiratorios.

Tania Gómez, psicóloga clínica por la UNAM, dice que si distingues cambios físicos y emocionales inexplicables -después de estar expuesto a periodos de estrés- es una buena alerta o señal de que quizá estás llegando al punto del burnout.

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“Es muy importante promover entre la gente este monitoreo constante (…) Checa contigo si te notas más sensible, más enojado, si experimentas cambios fisiológicos, incluido el sueño”, dice Gómez. “Si tus cambios no se explican a nivel médico ni están asociados a algún trastorno mental, entonces lo más seguro es que estés frente a un episodio de burnout”.

La solución 

No, este padecimiento no se resuelve con unas vacaciones deliciosas en la playa. Aunque si puedes, ¡dátelas, por favor!

Tania Gómez explica que para librarte del burnout es necesario modificar tu vida cotidiana.

Lo primero es identificar cuáles son esas actividades que te queman y priorizarlas; jerarquizar qué debes hacer primero, qué puedes hacer después, qué puedes delegar o posponer. La realidad es esta: ¡no puedes hacer o resolver todo al mismo tiempo!

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Después de reconocer eso que te “quema” vas a necesitar periodos de descanso para reponer energía; esto significa aprender a tener rutinas cotidianas que alejen tu cerebro de la chamba o la escuela.

Otra cosa superimportante: necesitas actividades que promuevan la oxigenación cerebral. Hacer ejercicio, salir con tus amigos y pasar tiempo de calidad con tus redes de apoyo será fundamental en este proceso de modificar tu rutina y tu manera de responder al estrés.

¡Que no, las vacaciones no son suficientes!

¿Pooooor quéeeee?

“Porque no le estás enseñando nada a tu cuerpo. Le tuviste que dar ese descanso nada más porque llegaste al límite, pero la idea es que le enseñes a tu cuerpo y tu cerebro que no siempre tienes que llegar al límite“, explica Tania Gómez.

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Precisamente por eso es importante hacer cambios serios en tu rutina, lo que ya decíamos: aprender a priorizar tus actividades, aprender a delegar otras, en momentos de estrés darte descansos para promover la energía y la oxigenación a tu cuerpo y cerebro.

“Ubica que también tienes una vida y tienes que dejar de ver la pantalla del celular. Hay universo más allá de los 10 centímetros cuadrados de tu celular. Ve al cine, al teatro, cotorrea con tus amigos, si vas a estar de flojo flojea a gusto”, señala Rodrigo Peniche.