Ir a terapia y tener que hablar de tus pensamientos y sentimientos más profundos puede ser difícil, no sólo por lo que implica emocionalmente, sino porque a veces podemos no sentirnos tan cómodos o identificados con el proceso tradicional de los psicólogos.
¿Y si te dijera que existe una técnica para incorporar tus series, películas y videojuegos favoritos a la terapia, y así hacerla más llevadera, pero sin quitarle seriedad o efectividad? Sí, es real y aquí te explicamos de qué trata.
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Bueno, primero hay que aclarar que el uso de metáforas e interpretaciones no es algo nuevo en la psicoterapia.
Lo que sí es distinto en esta técnica es usar la cultura pop para que esas metáforas sean más sencillas y cercanas a muchos de nosotres, y así quitarle a la terapia el velo del tabú que suele tener.
Al usar referencias a superhéroes, personajes de películas, series, videojuegos, libros o cómics, es más sencillo entender y aplicar términos psicoterapéuticos en nuestro proceso personal. Además, ayuda a romper la barrera entre el paciente y el terapeuta.
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Con cabello pintado de rosa y una actitud súper relajada, Karime Fajer, psicoterapeuta y fundadora de Héroes. Psicología pop, podría no parecer una terapeuta convencional, pero sus estudios y conocimientos avalan su concepto. Puedes checar aquí su página.
Karime no sólo tiene una maestría en psicoterapia clínica, es especialista en terapia cognitivo-conductual, y consultora en psicología clínica, educativa y organizacional. También cursó una especialidad en cultura pop en el Instituto Smithsoniano en Nueva York.
Héroes. Psicología pop es un concepto que Karime está patentando en México y surge de la corriente de Superhero Therapy (Terapia de superhéroes) creado por la Dra. Janina Scarlet, una psicóloga clínica y sobreviviente del accidente nuclear de Chernobyl (sí, es en serio) que emigró a los 12 años a Estados Unidos.
Al no hablar inglés y tener algunos problemas médicos y emocionales por lo que vivió en su país, Janine se sentía excluida, triste y ansiosa. Hasta que descubrió a los X-Men y comenzó a entender cómo cada persona puede encontrar fuerza en todo aquello que la hace única.
Más tarde, Janine se especializó en psicoterapia clínica y tomó la cultura pop y geek de la que era fan para crear su concepto y ayudar a pacientes con ansiedad, depresión y estrés postraumático. Su trabajo incluso la llevó a recibir el premio Eleanor Roosevelt en Derechos Humanos de la ONU.
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No creas que por hablar de superhéroes, magos o videojuegos esta técnica es un juego. Sus pilares centrales son las terapias cognitivo-conductuales, basadas en evidencia clínica. Sobre todo, se basa en la terapia emocional-cognitivo-conductual y en la terapia de aceptación y compromiso.
Superhero Therapy se trata de quién eres como individuo y el compromiso que tienes con tus propios valores para mejorar, “y eso tiene mucho que ver con la ideología del superhéroe a nivel metafórico y filosófico”, explica Karime.
“Empecé a mezclar la cultura pop con la terapia porque me di cuenta de que las personas relacionan su vida con sus personajes y fandoms favoritos. Así es mucho más sencillo para algunos hablar sobre ciertos temas que tal vez no están listos para abordar en primera persona”, detalla Karime.
Algunos recursos pueden ser pedirle al paciente que vea una película relacionada con algún asunto personal, o analizar con ellos el capítulo de una serie, un libro o la música que escucha.
Peeero… esto solamente es un apoyo. No es que en toooda la terapia se hable de superhéroes, villanos, videojuegos o series.
“Depende del momento, el tema y la persona. La psicoterapia tiene que ser un proceso individual, pero a veces utilizar esos recursos hace más sencillos los proceso metafóricos que se utilizan normalmente”, apunta la psicoterapeuta.
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Karime señala que para los pacientes, la psicología pop es una manera de hablar de ellos mismos sin tener que hacerlo en primera persona. Utilizar una historia o un personaje puede ayudarles a explicar lo que tal vez no puedan expresar en palabras.
“Para el paciente, saber que alguien lo entiende y que puede comprenderlo porque lo ha leído o lo ha visto, y también se apasiona por ello, ayuda mucho”, apunta la psicoterapeuta.
Para aquellos interesados en esta técnica, Karime señala “que la vida –incluso con todos sus problemas– tiene un lado muy positivo para el crecimiento personal. Un superhéroe o una buena historia pueden recordarnos lo extraordinarios que podemos ser”.
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No te vamos a dejar sólo con la teoría. Aquí hay algunos ejemplos de los recursos de cultura pop que se utilizan al abordar ciertos temas comunes en terapia:
“La pareja más clásica es Harley Quinn y el Joker. Con ellos podemos explicar desde la parte clínica cuáles son los vínculos de la codependencia. También podemos abordar la violencia psicológica y física que a veces conllevan, y cómo se romantiza ese vínculo con tal de no dejar de recibir un falso cariño”, explica Karime.
“Esto es un poco más profundo. Estaríamos hablando de psicoanálisis, y la gente a veces no tiene muy claro lo que es el complejo de Edipo o el de Elektra”, apunta la especialista.
“Podríamos trabajarlo a través del vínculo que tiene, por ejemplo, Tony Stark (Iron Man/Avengers) con su padre Howard Stark. Explorar cómo un padre distante podría explicar una actitud arrogante en la edad adulta o una necesidad de siempre ser reconocido por no haber sido identificado así por su padre”, detalla.
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Karime asegura que en este tema hay muchos ejemplos útiles en la cultura pop.
“Uno de los más recientes podría ser el de una película de Netflix que se llama Dumplin. La protagonista es una chica con sobrepeso, cuya madre fue reina de belleza. La serie muestra cómo la protagonista no tiene problema con ser gorda, sino con cómo lo perciben los demás. Esta historia puede ayudar en el camino de autoaceptación de algunos pacientes”, explica.
En la primera película de Animales Fantásticos y dónde encontrarlos –parte del mundo mágico de Harry Potter– hay un personaje llamado Obscurial, una criatura que invade el cuerpo de los niños que tratan de suprimir su magia.
“Ese es el ejemplo que yo le doy a mis pacientes para hablar sobre las consecuencias de no expresar sus pensamientos y sentimientos. En la película, este parásito se alimenta de la magia de esos niños. Eso se puede metaforizar en la vida real para abordar la ansiedad o la depresión. Aunque a nuestra sociedad le cueste trabajo aceptar las emociones, expresar lo que sentimos es algo indispensable para el desarrollo”, concluye.