Dile adiós al porno tradicional.
Caroline Spiegel tiene 22 años y propone cambiar la forma de experimentar la pornografía con Quinn, un sitio de porno no visual.
Es “un Pornhub mucho menos asqueroso y más divertido para las mujeres”, según palabras de Spiegel.
“No hay contenido visual en el sitio, solo audio e historias escritas. Y todo es de código abierto, por lo que las personas pueden enviar contenido y fantasías. Todo es revisado por nosotros antes de que aparezca en el sitio”.
En Quinn puedes encontrar desde guías para masturbarte paso a paso, hasta audios donde se escucha el golpeteo de la cama en la pared y gemidos.
“Nuestro audio abarca desde la masturbación guiada hasta el sexo escuchado, y también hay historias narradas. Es literalmente todo”.
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En Quinn puedes encontrar una mezcla de contenido profesional y de aficionados.
Creadores de contenido pornográfico tradicional ahora están colaborando con Quinn para producir material específicamente auditivo y escrito.
Sin embargo, como dijo Caroline Spiegel en una entrevista con Forbes: “a algunas mujeres les gustan los gemidos grabados en un iPhone, y a otras les gustan los actores de voz que actúan con sonidos del océano en el fondo.”
Así que Quinn también admite historias y audios grabados por sus seguidores. Todo está supervisado por un equipo antes de ser publicado en la plataforma.
Además, Spiegel estableció reglas contra el incesto, los menores de edad y el no consentimiento.
Esta joven explicó que quiere hacer de la industria un lugar más ético e inclusivo para las nuevas generaciones.
“El objetivo general de Quinn, nuestra gran misión, es ser una guía de intimidad para la nueva generación“, contó Spiegel a The Guardian. “Sé que no parece ser así en la superficie … pero estamos tratando de abrir esta conversación llevando el porno a un lugar más inclusivo.”
La creadora de Quinn tuvo que dejar la universidad porque padecía anorexia, enfermedad que le trajo disfunción sexual como efecto secundario.
“Comencé a investigar mucho sobre las curas para la disfunción sexual. Hay alrededor de 30 medicamentos aprobados por la FDA para la disfunción sexual masculina, pero cero para las mujeres, y eso es un gran fastidio”, señaló en entrevista con TechCrunch.
Así que buscó atender este problema por sus propios medios y llegó a la pornografía, pero ¡sorpresa!, hay muy pocos productos diseñados para el placer de las mujeres, básicamente por dos factores: las implicaciones éticas de la pornografía y que está hecha desde la mirada masculina.
La industria pornográfica está dominada por hombres. Y esta disparidad ha dado lugar a cientos de productos llenos de sexismo y poco atractivos para las mujeres.
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Caroline Spiegel tiene 22 años y creó Quinn. Imagen: @CaroSpiegel
El porno ha creado una cultura sexual que perpetua la creencia de que todas o la mayoría las mujeres disfrutan del dolor y de dinámicas sexuales desiguales.
“Las imágenes exageradas, de gemidos, gritos, llantos y cualquier forma de amplificar las reacciones de las mujeres para mostrar visualmente que se está teniendo un orgasmo genera expectativas irreales a partir de las cuales las mujeres miden su propia respuesta sexual.
“Pensando que el orgasmo debe verse de esa forma, piensan que a pesar de sentir rico, no se ve como en porno y por lo tanto piensan: ‘seguramente no estoy teniendo un orgasmo’. Además se refuerza la falsa idea de que un orgasmo explosivo únicamente se puede lograr con la penetración de un pene gigante o con la manifestación de la eyaculación, cuando eyaculación y orgasmo son dos fenómenos diferentes”, explicó en entrevista con AnimalMX, la doctora y activista Fabiola Trejo.
“Nos encontramos con relatos de parejas en los que las chicas no entienden por qué se enfrentan a la violencia sexual por parte de sus compañeros; y en los que ellos verbalizan con normalidad que es que “eso es lo que les gusta”.
“El porno traslada un modelo de relación desigualitario en el que la mujer cumple una función de objeto sexual disponible para el hombre y se perpetúan los estereotipos de género llevados al extremo: el hombre es el que tiene el deseo sexual permanentemente y la mujer quien responde a ese deseo masculino. Esto al final hace que las primeras experiencias de los adolescentes estén muy marcadas por esa idea”, explicó en una entrevista con el diario El País, la psicóloga Mar Cubero.
Así que Caroline Spiegel vio una oportunidad para desarrollar un negocio que parte de una experiencia personal, pero que también tiene un trasfondo social: dar a mujeres y hombres opciones diferentes para experimentar con su sexualidad.
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En la entrevista con TechCrunch, Spiegel señaló que teme tener que convencer a las mujeres para que prueben su estilo de porno.
“Básicamente, existe la idea de que para los hombres la masturbación es un impulso innato y para las mujeres es un ‘podría prescindir de él’ o ‘podría hacerlo con él'”, dijo.
“El tabú de la masturbación se sustenta en la reducción de la sexualidad femenina a la procreación. Todo acto sexual no reproductivo es castigado social y culturalmente a través de la historia. La sexualidad femenina debe ser justificada únicamente en función del otro ,el placer de la mujer por y para el otro, nunca para ella misma. Con base en esta premisa se construyen mitos, falacias y normas para vigilar y castigar conductas sexuales autónomas como la masturbación”, opinó la especialista Fabiola Trejo.
Quinn no es el único sitio que está apostando por nuevos contenidos eróticos dirigidos a personas que no disfrutan tanto del porno tradicional. Dipsea, empresa fundada en 2018 por Gina Gutiérrez y Faye Keegan, es uno de ellos.
En este sitio puedes encontrar experiencias eróticas inmersivas con categorías heterosexuales, queer y grupales.
“No se trata solo de excitarse, sino de permitir que las personas exploren lo que les gusta”, explicó Gina Rodríguez en entrevista con Forbes.
Fabiola Trejo señaló que “el porno auditivo puede ser un excelente recurso para que las mujeres exploren las muchas posibilidades de sentir placer, de construir sus fantasías y de expresar su sexualidad cuando presenta sonidos de orgasmos reales y narraciones que ponen en el centro la experiencia, motivaciones, necesidades y deseos de las mujeres”.