Hoy conmemoramos el 109 aniversario de la Revolución Mexicana, el movimiento social más importante en la historia de México que transformó la vida de los mexicanos.
En ese tiempo, Porfirio Díaz llevaba más de 30 años en el poder y no parecía querer soltar la silla presidencial.
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Pero, ¿qué pensaba él de su gobierno?, ¿y de los maderistas? ¿Qué onda con los aires de revolución?, ¿en serio no los escuchó?, ¿sintió algún arrepentimiento?
Bueeeno, en realidad le preguntamos a Pedro J. Fernández, uno de sus biógrafos actuales más reconocidos y el rostro detrás de la cuenta @DonPorfirioDiaz en Twitter.
Fernández se ha dedicado a desmitificar la figura de Porfirio Díaz y es el canal a través del cual el expresidente, cuyos restos aún descansan en París, nos responde varias preguntas que pueden clarificar la visión de un gobernante que estuvo en el poder por más de 30 años.
Porfirio Díaz y su esposa doña Carmelita Romero Rubio en París. Foto: Wikimedia Commons.
Sí, me considero un héroe de la Guerra de Reforma, de la segunda intervención, y el pueblo me ha llamado en estos 30 años el Héroe de la Paz.
En ese caso habría que hacer lo que hemos hecho durante los últimos años: derramar la sangre mala para que se conserve la buena. Ante todo debe haber paz para que haya progreso.
Mientras no se levante el sur no habrá ninguna revolución y yo gané las elecciones democráticamente, así que no me voy a ir a ningún lado.
Me reuniría con el ministro de Guerra para analizar cuál sería la siguiente acción, pero en todos mis años he aprendido que la única forma de enfrentar una revolución es encabezarla.
Soy un estadista. Estoy rodeado de hombres que saben cómo gobernar.
Francisco I. Madero y su esposa Sara Pérez. Foto: Wikimedia Commons.
Lamento no haber encontrado una persona que pudiera seguirme el paso. Si no he dejado que nadie gobierne es porque no veo a alguien con el suficiente tamaño para ocupar la silla presidencial.
Quizá lo haga más tarde Pepe Limantour.
En todos estos años me he convencido de que se necesita un proyecto de nación que funcione y que Madero está muy pollito para saltarse al gallo.
Espero que me recuerden por mis años militares, como ya dije, fui un héroe. Y espero que recuerden mi gobierno con cariño, más que con nostalgia.
Una capital fuerte y estructurada que está en un crecimiento notable, indica que hay un gobierno fuerte detrás.
Si nos inclinamos hacia la cultura francesa es porque en este momento París es la capital cultural del mundo y dicta mucho de lo que se construye, de lo que es la literatura, la pintura, y así como México ha tendido a lo francés sin eliminar los elementos mexicanos, por ejemplo, hemos contado con óperas con historias completamente prehispánicas.
Sí estamos movidos por esa corriente que es mundial y en otros países también se están retomando estos modelos franceses.
Nuestro gobierno es un gobierno centralista, entonces estamos enfocados en que crezca la capital y otras ciudades importantes para la industria como Monterrey o Guadalajara.
Chihuahua también tiene un crecimiento, no tan grande, pero al final es donde los inversores deciden mover su dinero.
Coahuila ha tenido un crecimiento muy notable con la familia Madero, por ejemplo.
En la reelección -ahora sé que fue un exceso-, no permitir que hubiera partidos de oposición, controlar las Cámaras de Diputados y Senadores, beneficiar a mis amigos y los amigos de mi esposa, no permitir la prensa crítica, por citar algunos ejemplos.
Me gustaría un México de instituciones, donde haya paz, donde haya crecimiento económico, progreso notable, donde haya más educación para todos.
Me parece correcto porque creo que el pueblo mexicano siente una simpatía hacia don Panchito Madero y es justo que se le reconozca esa simpatía.
No, creo que todavía padece las heridas de la Revolución Mexicana, e incluso algunos excesos terribles que hubo en mi gobierno, pero espero que las heridas sanen y que podamos caminar hacia el futuro.