La historia de la científica Sarah Gilbert, además de inspiradora por su gran trabajo, es un ejemplo de que los acuerdos en pareja y el trabajo familiar compartido pueden cambiar al mundo.
No lo decimos a la ligera. Es real.
Sarah Gilbert es parte del grupo de especialistas de la Universidad de Oxford que está desarrollando a toda prisa una vacuna contra la Covid-19.
En circunstancias normales, el desarrollo de una vacuna sería un proceso minucioso, pero lento. Los análisis, las pruebas, los ensayos clínicos pueden llevar años.
Puedes leer: Hecho en casa, los 17 cortometrajes sobre el encierro que llegan a Netflix
Pero la humanidad no está en circunstancias “normales”. Y tampoco el trabajo de Sarah Gilbert y su equipo.
La científica es ya una superheroína mundial. En 2014 supervisó ensayos clínicos de una vacuna contra el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS), otro coronavirus que causa también neumonía respiratoria, pero que no se contagia tan fácilmente como la Covid-19.
Cuando el Sars-Cov-2 surgió, la profesora estaba en una segunda serie de ensayos en humanos de la vacuna contra el MERS. Como te decíamos antes, el desarrollo de vacunas es meticuloso y lento.
Pero Sarah Gilbert, además de ser una excelente científica, también es un ejemplo de acuerdos familiares que pueden salvar cientos o miles de vidas.
La profesora Sarah Gilbert hizo un doctorado en Bioquímica en la Universidad de Hull y tomó varios posdoctorados relacionados a la industria de la biotecnología.
Para 1994, comenzó a trabajar como investigadora sobre genética e interacción huésped-parásito de la malaria en el laboratorio del profesor Adrian Hill, en la Universidad de Oxford. Ahí fue donde comenzó a trabajar en el desarrollo de vacunas.
Unos años después, Sarah Gilbert dio a luz a trillizos y al año siguiente del nacimiento de sus bebés, en 1999, inició como profesora universitaria. Para 2004 se convirtió en university reader, un puesto de profesora de más alto rango.
En 2007, se le asignó el desarrollo de una vacuna con la gripe, patrocinada por la organización benéfica de investigación Wellcome Trust.
Checa: Conoce el cubrebocas transparente con protección N95 y de bajo costo
Pero ¿cóóóóóómo lo logró? Trillizos, investigación científica, profesora en Oxford.
Pues en ese entonces (y tampoco ahora), la beca de una científica de posdoctorado no alcanzaba para pagar todos los gastos de tres bebés, así que Sarah Gilbert y su marido llegaron a un acuerdo: ella continuaría avanzando en su carrera y él se dedicaría a la crianza.
“El balance entre el trabajo y la vida personal es muy difícil, e imposible de manejar a menos de que tengas un buen apoyo. Como tuve trillizos, los gastos en cuidados costaban mucho más que todos mis ingresos como científica de posdoctorado, así que mi marido sacrificó su propia carrera para poder cuidar a nuestros hijos”, dijo Gilbert en una entrevista para un podcast de la División de Ciencias Médicas de la Universidad de Oxford.
Lee: Muy rico y dulce, pero no, el plátano no elimina el coronavirus
La doctora explicó que en 1998, cuando tuvo a sus bebés, sólo tenía un permiso de maternidad pagado por 18 semanas, lo cual, para ella, fue muy duro al tener que cuidar a tres bebés prematuros.
“Ahora que encabezo un laboratorio, puedo ver la otra cara de la moneda“, dijo y explica que hay personas que toman hasta 12 meses de licencia de maternidad, “lo que puede ser extremadamente perjudicial para el progreso de un proyecto de investigación”.
En 2008, Sarah y su equipo trabajaron una vacuna contra la influenza que, en lugar de activar los anticuerpos del paciente, ayuda a crear respuestas inmunes con el funcionamiento de otras células.
Mira: CDMX se queda en semáforo anaranjado con alerta por aumento de hospitalizaciones
Ahora, en 2020, la doctora y su equipo del Instituto Jenner Oxford comienzan a trabajar a las 4:00 para el desarrollo de la vacuna contra la Covid-19.
Los ensayos hechos hasta ahora, han demostrado que la vacuna llevó a 1,077 voluntarios que la probaron a producir anticuerpos y células T capaces de combatir el virus.
Esta vacuna, llamada ChAdOx1 nCoV-19, fue probada en adultos y niños sanos quienes no presentaron efectos adversos.
Si quieres saber más: Esto es lo que sabemos de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford