Hablemos de un tema difícil, pero necesario de entender: la violencia sexual. Conocer las diferentes formas de este tipo de violencia, además de ayudar a saber cómo actuar si se vive una situación así, también puede ser una herramienta poderosa de prevención.
Es importante señalar una cifra durísima: según datos del Inegi, entre 2014 y 2018, en promedio, se registraron 79 ataques cometidos y denunciados cada día, es decir 144 mil 586 delitos de posible violación y abuso sexual en todas sus modalidades. Y aunque la cifra es escalofriante, es sólo una fracción de las agresiones sexuales que se cometen realmente en el país.
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El propio Inegi, en encuestas de victimización, muestra que más del 94% de las agresiones en el país ni siquiera son denunciadas por las víctimas.
Peor aun: de las que sí se denuncian, apenas 5 de cada 100 casos avanzan para llegar a una sentencia.
Foto: Graciela López | Cuartoscuro
Antes debemos saber qué es la violencia sexual: según la ONU, la violencia sexual es todo acto o tentativa de consumar un acto sexual, incluyendo comentarios o insinuaciones no deseadas.
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A esto también hay que decir que las acciones de una persona para comercializar o utilizar la sexualidad de alguien más, independientemente de la relación que se mantenga con la víctima y el ámbito en el que suceda, incluidos el hogar y el lugar de trabajo, también es violencia sexual.
Y hay que dejarlo claro: la coacción no implica únicamente el uso de violencia física, también se incluye la intimidación, la extorsión, las amenazas y la incapacidad física o mental de la víctima para dar su consentimiento.
Así que, sea como sea, si tú no das tu consentimiento para ejercer tu sexualidad y alguien más, por el medio que sea, te obliga o incomoda, eso es violencia sexual.
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Hay varias formas de violencia sexual y es importante reconocerlas todas. Así que, si estás lista, aquí te va:
Según el Instituto Nacional de Psiquiatría, el abuso sexual incluye todos los actos en los que se involucra una actividad sexual inapropiada para la edad de la víctima (niña, niño, adolescente) a quien se le pide que guarde el secreto sobre esa actividad y se le engaña para que piensa que si cuenta lo sucedido provocará “algo malo”.
Estos actos sexuales incluyen el tocamiento; alentar, forzar o permitir que toque de manera inapropiada a otra persona; también la seducción verbal y la exposición a la víctima a los órganos sexuales del agresor (se le llama exhibicionismo), o de imágenes actos sexuales.
La pornografía infantil (procurar, obligar, inducir a realizar actos sexuales o de exhibicionismo corporal con el fin de filmar o fotografíar) se considera abuso sexual.
Las personas adultas pueden ser víctimas de abuso sexual y uno de los principales elementos de esta violencia en mayores de edad es el no consentimiento por parte de la víctima.
Es decir, si has pasado por alguna de las situaciones anteriores y no diste tu consentimiento, eso se considera abuso sexual.
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El acoso sexual se puede dividir en dos:
La violación es cualquier penetración vaginal, anal u oral no consentida por parte de otra persona utilizando cualquier parte del cuerpo o un objeto.
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Este tipo de violencia puede ser ejercida por un desconocido o una persona conocida por la víctima, y también puede ocurrir dentro del matrimonio y de una relación de pareja.
Es importante añadir que también existe la violación correctiva, un tipo de violación perpetrada contra una persona por su orientación sexual o su identidad de género.
¿Por qué sucede este tipo de violencia? Porque las personas agresoras creen que al ejercer la violación correctiva obligarán a la víctima a comportarse “de manera heterosexual” o acorde a una visión normativa de identidad de género.
Este tipo violencia se trata de la adquisición y explotación de personas utilizando distintos medios: puede ser la fuerza, el fraude, la coacción o el engaño.
Nuestro país es el tercer país con mayor número de casos de trata de personas con fines de explotación sexual y mendicidad de menores en el mundo. Según la Campaña A21, organización internacional especializada en el tema, México sólo está detrás de Tailandia y Camboya en este tipo de delitio.
Según la asociación, que presentó un análisis en mayo, en México hay alrededor de 300 mil niñas, niños y adolescentes que son víctimas de trabajos forzosos o pornografía infantil. 80 mil de ellos se ubican en la CDMX.