Si eres joven, muy probablemente prefieres convertirte en emprendedor que trabajar para alguien más.
En México, la preferencia por tener un negocio propio es muy alta: 69% de los jóvenes entre 15 y 21 quieren ser emprendedores, según el “V Informe Young Business Talents”.
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Mark Zuckerberg tenía 19 cuando fundó Facebook. Steve Jobs tenía 21 cuando fabricó la primera computadora Apple.
¿Las empresas más exitosas han sido construidas por jóvenes emprendedores en sus veintes? No siempre. Un estudio del Massachusetts Institute of Technology encontró que esta creencia es un mito y que estos casos de éxito existen, pero son estadísticamente raros.
En realidad, el promedio de edad de los fundadores de compañías que han tenido un crecimiento alto es de 45 años.
Sin embargo, emprender joven es una de las mejores maneras de empezar a labrarse un futuro propio e incluso de mejorar la economía.
“Si bien las condiciones macroeconómicas no son alentadoras, los datos reflejan una importante área de oportunidad para el desarrollo de negocios con un enfoque menos tradicional y con potencial para innovar y mirar no sólo hacia el mercado nacional, sino hacia el internacional”, señala un estudio realizado por el Failure Institute.
Es decir, que más allá de fundar un restaurante o una peluquería, hoy es un gran momento de pensar en los problemas que aquejan al mundo para encontrarles una solución a través de una empresa.
En este sentido, los jóvenes tienen la posibilidad de cambiar el mundo.
Si sientes que este es tu camino, un inversionista, un mentor y un emprendedor que ya lo hizo (y que hoy tiene su propia empresa) te dan consejos que necesitas para empezar con el pie derecho.
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“Para mí emprender joven fue mucho más fácil porque no tenía tantas ataduras como tener a alguien a quien mantener o una pareja. Fue más fácil porque tuve que moverme de ciudad y dedicar todo mi tiempo a la empresa que creamos”, explica Alejandro Valdés, cofundador de Preemar, una empresa de base tecnológica que se enfoca en el monitoreo de la calidad del agua en la industria acuícola.
No solo lo piensa Alejandro, sino que tanto expertos como emprendedores coinciden en que cuando eres joven es momento de ser ambicioso y dejar de lado la visión conservadora, así que si tienes ganas de hacerlo este es el mejor momento porque tus pasos hoy son mucho más ligeros.
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“Si ahora que estás joven no vas a tomar riesgos, ¿cuándo? Es el momento de pensar en grande para empezar”, asegura Jorge González Gasque, managing partner de G2 Consultores, una consultoría dedicada a asesorar empresas.
Las inversiones más seguras, déjaselas a los más grandes, así que si tienes una idea, piensa en grande y decídete a hacerlo.
Si haces las preguntas adecuadas sobre qué es lo que se necesita, por qué se necesita y qué impacto va a tener en la comunidad, tu margen de error es muy limitado, explica Víctor Moctezuma, fundador y director del Ilab, un centro de innovación que ha recibido premios por ser un organismo impulsor del ecosistema emprendedor.
Es decir, debes hacer una muy buena investigación sobre tu proyecto; si no lo haces, tus posibilidades de fracaso aumentan.
En este camino es importantísimo que busques si alguien ya hizo lo que a ti se te ocurrió y si tiene similitudes con otros proyectos no solo en México, sino en otros países.
La idea es que investigues qué es lo que se ha hecho hasta el momento para que entonces tú propongas un valor agregado. “Si no lo haces serás uno más del montón”, explica Víctor.
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Así que antes de lanzarte necesitas conocer bien qué es lo que vas a resolver y cómo lo harás.
“No dejes que tu ingenuidad te condene”, recomienda Víctor. Todo tiene que estar basado en datos y estos surgen de trabajar con esta comunidad que requiere tus servicios.
“Tu comunidad es tu calle, tu cuadra, prueba con ellos, no fuerces la marcha y deja madurar la idea”, asegura el especialista.
Si hay alguna empresa que lo haya intentado y no le funcionó necesitas conocer las razones, porque esto puede evitar que tú también caigas en el mismo error.
Si eres joven, muy probablemente estés preocupado por alguna problemática del mundo. Es un rasgo común que comparten las generaciones más jóvenes de hoy.
De acuerdo con el estudio “Fortaleciendo las capacidades para el emprendimiento en México: Un análisis del fracaso en emprendimientos universitarios”, la mayor motivación para emprender de aquellos jóvenes que ya lo hicieron fue “trascender al solucionar problemas que ayuden a mejorar el mundo, dejando a un lado la actitud pasiva o desinteresada”.
Y si no lo estás es momento de preocuparse por algún problema del mundo y empezar a buscarle solución.
“Quien tiene las ganas de resolver un problema va a encontrarlo y le va a dar solución, porque actualmente hay muchos problemas en el mundo. Basta encontrar uno que te apasione y empezar a tratar de solucionarlo”, asegura Alejandro.
Esta es una recomendación extendida no solo entre emprendedores, sino entre especialistas.
Construir una empresa bajo esta premisa hace que el emprendimiento esté dotado de un verdadero valor, ya que su fundación estará basada en una necesidad real; esto hará que posicionarla en el mercado sea mucho más sencillo.
En este sentido es muy pero muy importante que a la hora de construir la empresa te enfoques en aquellas personas que tienen esa necesidad que buscas resolver.
“Estas mismas personas son las que te van a decir qué es lo que necesitan. En vez de desarrollar una supuesta solución magnífica, el camino siempre está en entender el problema, su raíz y a los afectados; la solución vendrá sola”, sostiene el emprendedor.
Reconoce que no lo sabes todo, así que una de las recomendaciones de los especialistas es buscar ayuda.
“Tratar de emprender solo o en grupos acotados, con tus padres, por ejemplo, y tratar de hacerlo por tu cuenta va a ser tremendamente retador. Un emprendedor de 50 años tiene que buscar ayuda, pero un emprendedor de 25 va a necesitarla mucho más porque tiene poca experiencia”, asegura Jorge Gonzalez Gasque, managing partner de G2 Consultores, una consultoría dedicada a asesorar empresas.
Ya sea consultores, consejeros, mentores o alguna institución como una incubadora, toda esta ayuda te permitirá dar pasos más firmes y minimizará la posibilidad de cometer errores.
“Siendo recién graduado quería comerme al mundo pero sin la experiencia de saber, así que ahí, en mi caso, entró Ilab para ayudarme con las herramientas y en la guía de cómo empezar a emprender”, explica Alejandro.
La metodología del Ilab sirve para entender la importancia de acercarse a alguien que pueda fungir como facilitador: en cuatro meses, este programa logra que cada joven que ingresa –y que llega sin ideas o proyectos– se involucre en la creación y constitución de una empresa de base tecnológica.
Emprender en grupo es mejor que hacerlo solo. Los miembros pueden complementarse en habilidades y convertirse en un apoyo moral. Sin embargo, es necesario poner mucha atención a la hora de armar este equipo.
Emprender es un proyecto que muchos especialistas comparan con el matrimonio, así que es necesario que escojas muy bien a tu compañero o compañeros de proyecto.
Son personas que verás muchas horas al día y con las que vas a tener que intercambiar puntos de vista y llegar a acuerdos, así que es muy importante asegurarte que son personas afines a ti en las cosas más fundamentales, como en los valores.
“Si quieres que a tu emprendimiento le vaya bien y tener las acciones suficientes, no las andes regalando con socios que no te van a llevar a ningún lado”, aconseja el especialista de G2 Consultores.
Al final, un socio es aquel que va a tener una parte de la empresa traducida en acciones, así que es esencial que seas capaz de explicar la razón, la función y el compromiso de cada uno de tus socios de manera clara con el emprendimiento.
Deja claras las reglas antes de empezar y así funcionará mejor.
Emprender implica tener dinero para hacerlo. Casi siempre los emprendedores recurren a su gente más cercana, reconocida con las tres F’s por las siglas en inglés de las palabras amigos (friends), familia (family) y tontos (fools).
Esto es recomendable al principio, ya que de esta manera podrás dar los primeros pasos.
Pero también es importante considerar que si tu proyecto es realmente innovador y/o busca resolver un problema en el mundo, estos recursos no serán suficientes.
“Yo he visto muchos emprendedores que tienen que construir con lo que tienen y entonces terminan por ser negocios pobres”, sostiene Jorge.
Algunos emprendedores optan por arrancar y luego buscar financiamiento, pero considera la obtención de financiamiento desde la etapa más temprana.
“Conseguir inversión no solo te va a permitir hacer un proyecto más ambicioso y de mayor envergadura, sino que te va a dar la ayuda del inversionista”, explica Jorge.
Cuando un inversionista decide apoyar a un emprendedor, el dinero no es lo único que obtiene, sino también asesoría y apoyo por parte de este, así que es importante también optar por esta vía porque así el negocio se enriquece.
Además, conseguir asesoría funciona como una especie de termómetro para el proyecto. Independientemente de cuánto necesites el dinero, de alguna manera puede probarte qué tan bueno es.
“Si no es suficientemente interesante para un inversionista, quizás no es lo suficientemente interesante para ti. Es una especie de check en el camino. Conseguir dinero tiene que estar en tu road map y que sea en etapas tempranas”, sostiene el especialista.
Pero a la hora de buscar a un inversionista necesitas tener cuidado y conservar una buena proporción de tu empresa, porque un mal trato puede implicar que pierdas el control de tu emprendimiento.
Tener éxito a la hora de emprender no es algo fácil ni mucho menos algo que lleve poco tiempo.
El tiempo de maduración de un emprendimiento ronda los cinco o siete años, así que si eliges emprender debes tener en cuenta que estás escogiendo un proyecto de vida a largo plazo.
No es que no puedas dar vuelta atrás, siempre se puede e incluso es saludable en ciertas circunstancias; además de que eres muy joven y tienes una amplia gama de caminos para escoger es necesario que tomes en cuenta que esta es una actividad que requiere tener la capacidad de esperar una recompensa hipotética que puede tardar mucho tiempo en llegar.
Esto implicará, por ejemplo, que mientras tú todavía no tienes dinero ni ves el fruto de tu trabajo, tus demás amigos “Godínez” ya tienen los recursos suficientes para darse ciertos lujos. ¿Estás dispuesto?
Emprender no es obligatorio, pero si quieres hacerlo, hazlo bien.
“El nivel que requiere un emprendimiento es similar al que requiere un matrimonio. Si no se quieren casar antes de los 25, entonces tampoco emprendan”, recomienda Jorge.
Si no tienes la disposición de comprometerte con un proyecto y de ser constante, mejor no emprendas ahora.
En México, la segunda causa de fracaso de los emprendimientos hechos por jóvenes universitarios es la falta de convicción por parte del emprendedor y de los socios del negocio.
12.9% de los proyectos se fueron a pique debido a que los integrantes del proyecto no le pusieron el empeño suficiente, de acuerdo con el estudio del Failure Institute, así que el compromiso sí es una causal de fracaso.
No se trata de ser pesimistas, pero esta es una posibilidad real.
44.5% de las empresas fundadas por emprendedores universitarios fracasaron en la fase inicial, cuando apenas se estaban consolidando en el mercado, según este estudio del Failure Institute.
Las historias de fracaso son más comunes que las de éxito, pero fracasar tampoco está tan mal.
En América Latina tenemos una cultura que sataniza mucho el fracaso, pero este en realidad es valorado mucho en otras culturas como la anglosajona, en la que fracasar rápido y con frecuencia es una recomendación para aquellos emprendedores que quieren tener éxito.
Equivocarse es, en realidad, una oportunidad de aprender.
Un emprendedor exitoso suele traer varios fracasos bajo el brazo, así que no es para preocuparse tanto.
“No lo vean como fracaso, sino como experiencia y aprendizaje”, sostiene el especialista del Ilab.
Eso sí, pon atención al área de finanzas y a la planeación estratégica del negocio –es la planeación del camino que te va a llevar a lograr tus metas– y a la selección de mercado (a quién te vas a dirigir) porque son las otras causales de fracaso entre los emprendedores universitarios.
Ahora sí, ¡vaaaas!