La pandemia llegó, nos tuvimos que encerrar y, para quienes tuvimos la fortuna de poder quedarnos en casa, nos llegó la inspiración de la cocina, de las mejoras en casa y hasta de la jardinería.
Y claro que nos encanta mostrar al mundo nuestros logros en la repostería, o cómo cambiamos tooodos los muebles de lugar basándonos en las recomendaciones del feng shui y hasta nuestro emprendimiento en artes como el bordado.
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Pero también seamos muuuy honestxs, no todo lo que hacemos sale perfecto.
En esas metidotas de pata, ¿qué hacer? Mejor reírnos de nosotres.
Te presentamos estos fails de cuarentena para que te diviertas un rato:
Nunca en mi vida había usado una máquina rasuradora sino hasta la cuarentena, cuando mi novio me imploró que le ayudara a cortarse el cabello para soportar el calor de primavera.
Se lo advertí: “nunca lo he hecho”, “soy péeeesima para cualquier labor manual”, “¿y si te queda mal?”
La idea era hacer un corte así, ya saben, el que es más largo en la coronilla y rapado en los lados y la parte de atrás:
Bueno, se me fue la mano en algunas partes:
No pasa nada, el cabello crece.
En un reacomodo que te pones a limpiar, ya habían pasado las etapas de vaciar todo y limpiar todo, en un reacomodo de muebles me lastimé la espalda al grado de que no me pude mover como dos días.
El día que Wanda llegó al departamento era una perrita insegura, así que la dejamos explorar el lugar tranquila para que ganara confianza.
No me imaginé que para hacer popó elegiría el sillón de la sala, ese en el que suelo recostarme por las tardes y al que me lancé sin pensarlo… la sorpresa se sintió aguadita, pegajosa y olorosa en mi espalda y en mi brazo.
Salí a hacer algunas compras acompañada de Martina, la perrita de mi hermana. De regreso a casa, iba cargada con bolsas de comida en un brazo y una chuchita inquieta en el otro.
Con el cubrebocas bien puesto caminaba a paso seguro por una plaza pública. Después de un rato de sentir un frescor inusual, me di cuenta que entre lo que cargaba de un lado, la correa de Martina en el otro y mi despistadez habitual iba mostrándole una bubi al mundo porque ¿quién usa bra en cuarentena?
Al menos el muchacho que me topé de frente se dio su taco de ojo.
Nomás no le entiendo al cacharro que tengo por lavadora y esta cuarentena tuve que poner la lavadora cuatro veces porque mi ropa seguía saliendo llena de jabón.
En mi casa tengo un pequeño “espacio de plantas” donde tienen buena ventilación y excelente luz, sin el rayo de sol directo.
Esta cuarentena me entró el espíritu de la jardinería y me puse a querer reproducir algunas suculentas, las plantas más sencillas del mundo.
Las tengo en un contenedor con agua, ¿se les ve raíz? ¡Claro que no! Se niegan a cooperar conmigo.
Foto: Cortesía @karlafedez
Yo intenté bordar. Compré el aro, el paño (un diseño bien mamón), que las agujas y hasta un costurero… ¿Y los hilos?
No los compré y jamás los han surtido en la tienda.
Tenía días con la idea de hacer galletas de chispas de chocolate caseras. Anuncié a mi novio que ese día nos tocaría hornear y en cuanto tuvimos todos los ingredientes nos pusimos a preparar la mezcla.
Parecía perfecta y, como decía en las indicaciones, la dejamos en el refri un par de horas. La sacamos, hicimos las bolitas y las acomodamos en el molde, ahora sí ¡directo al horno!
Después de un rato, al asomarnos, estaban todas desparramadas y se hicieron una sola galletota gigante.
Foto: Ana Estrada
No sabía que el líquido para quitar sarro y óxido se tenía que tallar con una fibra metálica, lo hice con un verde y ahora mis coladeras son de un precioso oro rosado/cobre.
Foto: Cortesía Cora Bravo
El baño de mi casa se tapó y esta vez la bomba no fue suficiente: el agua sucia comenzó a salir de las coladeras y el olor era insoportable.
Entre mis hermanas, mi mamá y yo trabajamos un buen rato para contener, destapar y limpiar. Cuando creímos que lo teníamos controlado todo volvió a comenzar en viernes a las diez de la noche, ¿quién demonios iba a ir a esa hora a ayudarnos? Exacto, nadie.
Pusimos tres jergas sobre la coladera y esperamos a que el plomero llegara al día siguiente.
Lo que a nosotros nos llevó horas, a él no le tomó ni 50 minutos y ya podemos usar el baño de casa sin problema.
Cuéntanos, ¿cuáles han sido tus fails de cuarentena?