Aunque algunos estudios señalan que la guanábana (también llamada graviola) tiene ciertas propiedades anticancerígenas, no hay ninguno que sugiera que tomar religiosamente un té hecho con las hojas de esta fruta tropical sea más eficaz contra el cáncer que la quimioterapia, como circula en redes sociales y otros rincones del internet.
“Las hojas de guanábana son 1000 veces más fuertes para matar las células de cáncer que la quimioterapia”, señala una de las muchas publicaciones que se han compartido en Facebook y que erróneamente señalan que esta fruta es una cura contra el cáncer.
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La guanábana, en especial sus hojas, semillas y cáscara, contiene una sustancia llamada acetogenina. Al ser probada en laboratorio, se ha visto que esta sustancia logra eliminar o reducir (con resultados variables) células de ciertos tipos específicos de cáncer de mama, pulmón, páncreas, próstata e hígado.
Algunos estudios (1, 2, 3, 4, 5, entre otros) apuntan que, con muestras in vitro o en animales de ciertos cánceres, las acetogeninas han sido tan eficaces como el Taxol, uno de los fármacos para quimioterapia, pero sin dañar las células sanas.
Aunque los resultados son alentadores y abren nuevas expectativas para tratar en un futuro distintos tipos de cáncer, esto no significa que la guanábana es una cura general o milagrosa para el cáncer. Aún queda muchísima investigación por hacer.
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) señala que aunque “es importante fomentar el consumo de frutas y verduras que sabemos que pueden ayudar a reducir el riesgo de padecer cáncer, no podemos afirmar que la guanábana cure el cáncer, necesitamos más estudios para tener más claro su papel”.
Las acetogeninas evitan la producción de una molécula de energía llamada trifosfato de adenosina o ATP. Esta molécula es clave para muchas funciones celulares, entre ellas la reproducción.
El cáncer es básicamente una reproducción descontrolada de células que requiere de mucha energía. ¿De dónde sale esa energía? De moléculas llamadas trifosfato de adenosina o ATP. La acetogenina interfiere con la producción de esas moléculas y así evita que las células tumorales se reproduzcan e incluso las mata.
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Este es un ejemplo de cómo un tipo de célula inmunitaria (en verde) puede destruir ciertas células, como las cancerosas (en rojo).
Hay tres claves muy importantes para entender por qué no es posible decir (al menos con las investigaciones actuales) que la guanábana sea una cura o un tratamiento efectivo, recomendable y viable para los pacientes con cáncer.
La primera es que los estudios que se han hecho hasta ahora sobre la efectividad de la acetogenina han sido sólo en animales o en cultivos tumorales humanos in vitro, o sea, en pequeñas muestras de tejido en un laboratorio y no en personas.
Las pruebas clínicas en humanos son un paso mucho más avanzado que apeeenas se está comenzando a probar. Y hacerlo con todos los tipos de cáncer que existen tomará aún más tiempo. Además de que cada paciente puede llegar a reaccionar de forma distinta a un mismo tratamiento.
La segunda clave es que la guanábana no es precisamente ‘rica’ en acetogenina. José Luis Méndez Cruz, investigador de farmacología en medicina molecular de la Universidad Autónoma de Zacatecas, señala que “la guanábana no tiene suficientes acetogeninas para que al ingerirla pueda detener el desarrollo de un tumor”.
Aunque las hojas de guanábana tienen mayor concentración de esta sustancia, no es tan sencillo como hacer un tecito y ya. Extraerla de manera correcta es un proceso complejo, tardado y que requiere equipo especial.
Además, se necesita una gran cantidad de hojas de guanábana para extraer sólo un poco de este extracto de acetogenina: ¡Dos kilos de hojas para producir un gramo! Por eso no basta con poner hojas de guanábana a hervir y tomarte un té.
La tercera clave y la más importante es que el consumo descontrolado del extracto de hoja de guanábana puede provocar daño en el hígado y/o los riñones, e incluso podría causar daños intestinales, según explica este experto mexicano en farmacología.
Y esto es porque “al hígado llegan todas las sustancias que ingerimos y el riñón es el órgano que principalmente desecha medicamentos o sustancias orgánicas solubles en agua, incluyendo aquellas que son tóxicas”.
“Es claro que si el extracto mata células, lo hará con las tumorales, pero también con las células sanas y es ahí en donde la persona empieza a sufrir daño, de principio, en estos órganos”, explica José Luis.
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Aunque los estudios indican que las acetogeninas ‘eligen’ las células tumorales de ciertos tipos de cáncer con más precisión que algunos fármacos quimioterapéuticos, igualmente puede haber daño en las células sanas, aún más si se consume esta sustancia sin la guía y supervisión de un médico.
Lo que sigue ahora en el proceso de investigación “es hacer pruebas en animales con tumores para detectar cuál es la dosis ideal y saber qué tan dañina es para otros órganos. Esto nos ayudará a hacer un balance costo-beneficio, que quiere decir que cure más de lo que dañe”, explica el especialista.
“Como un estimado, un gramo de extracto de hoja de guanábana para una persona de 70 kilos es una cantidad que puede ayudar y no es dañina todavía. Pero como profesional, creo que lo mejor es esperar a saber cuáles son las dosis ideales del extracto de la hoja de guanábana para inhibir el desarrollo tumoral”, señala José Luis.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y diversas instituciones de salud internacionales recomiendan que, si vas a consumir té o extracto de hojas, cáscara o semillas de guanábana, lo hagas sólo tras consultar al médico que está llevando a cabo el tratamiento específico según el cáncer a tratar.
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Por otro lado, advierten que al hablar de enfermedades como el cáncer no se debe abandonar ni variar el tratamiento señalado por médicos o especialistas.
También señalan que, antes de usar un tratamiento alternativo o remedio (por muy “natural” o inocuo que parezca), lo consultes con tu médico, ya que puede interferir con las pruebas diagnósticas o los tratamientos.
En lo que sí coinciden los expertos es en que la guanábana, así como muchas otras frutas y verduras, tiene vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales, muy importantes para la salud.
Un informe de la OMS y la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) recomienda comer un mínimo de 400 gramos diarios de frutas y verduras para prevenir (curar ya es otro asunto) enfermedades crónicas como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad.