Si tu perro ladra y mueve la cola cuando sabe que saldrán a pasear, o si tu gato se acomoda junto a ti en el sillón y ronronea, seguramente piensas que está feliz, pero ¿cómo saberlo?
Aunque no lo creas, es una pregunta que los científicos han explorado durante siglos.
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En 1872, Charles Darwin publicó un libro completo sobre el tema, afirmando que los humanos y muchos animales expresan emociones de manera similar.
Además, señalaba que las bases de las emociones que hoy sentimos, evolucionaron incluso antes que nuestra especie.
Ya en este siglo, el experto en comportamiento humano y animal, Frans de Waal, afirma que, aunque “nos gusta vernos a nosotros mismos como especiales, sea cual sea la diferencia entre humanos y animales, es poco probable que se encuentre en el campo emocional”.
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Por ejemplo, en un estudio publicado en 2018, científicos analizaron la reacción de un grupo de canes cuando sus dueños le daban de comer a un perro falso.
Los perros que se mostraron más agresivos al ver esta escena fueron los mismos que, al escanear sus cerebros, registraron actividad en una zona de la amígdala, la misma área que se ilumina en nuestro cerebro cuando sentimos celos.
Aún así, especialistas en comportamiento animal señalan que es súper importante entender que las emociones de los animales no son necesariamente idénticas a las nuestras. Tampoco son siempre iguales entre especies, o incluso entre miembros de una misma.
Los seres humanos expresamos nuestras emociones con palabras, gestos y acciones. Pero ese vínculo entre emoción y acción no es exclusiva de los humanos.
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Pero claro, una cosa es que esa conexión exista en los animales y otra es entenderla. Y ya que no podemos sentarnos a platicar con ellos para descubrirlo, la clave está en aprender a identificar e interpretar con precisión sus gestos o acciones emocionales. Algunos investigadores ya están desarrollando sistemas que podrían ayudarnos a hacer esto con sólo usar una app.
Expertos señalan que, así como los seres humanos, es probable que muchos animales hayan desarrollado la capacidad de hacer expresiones faciales para comunicarse entre ellos.
Seguramente has visto a tu peludo arquear las cejas y hacer la mirada más tierna del mundo. Pues resulta que esto es gracias a un músculo facial que desarrollaron para comunicarse específicamente con nosotros (sus primos los lobos no lo tienen). Esto les permite mover su ceja interna y hacer todos esos gestos que te derriten el corazón.
Son este tipo de rasgos los que los científicos buscan identificar para saber cuando un animal siente felicidad, tristeza, miedo, dolor o ira. Usando esa información, sería posible crear sistemas inteligentes que los identifiquen automáticamente.
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Así, en lugar de estar adivinando si un perro está moviendo la cola porque está feliz, ansioso o nervioso, o tu gato está tranquilo aunque no quiera ser acariciado en todo momento, sólo tendríamos que abrir una aplicación, tomarle un par de fotos y un sistema de codificación nos diría con precisión qué está sintiendo.
Mientras la tecnología llega, el Consejo de Salud del Reino Unido para las Mascotas señala que, si satisfaces sus necesidades cotidianas (comida, limpieza, hogar, atención), cuidas su salud, tiene una dieta equilibrada, hace actividad física regular (correr, jugar, etc.) e interactúa sanamente con personas u otros animales: es muy probable que tengas una mascota feliz.
Aunque puede variar un poco según la raza o la personalidad de cada una.